Ingeniero JUAN A. DELFINO. Modelo de bondad y sencillez.
Foto personal tomada el 8 de julio de 2022
Si bien muchos elementos del lenguaje simbólico se repiten una y otra vez, tanto en los frentes como en las placas, su sentido siempre puede se3r estudiado en mayor profundidad. En esta placa conmemorativa podemos leer: "Al Ing. JUAN A. DELFINO. Q.E.P.D. 11 de agosto de 1928.Modelo de bondad y sencillez. Sirva este homenaje a las nobles acciones y virtudes. Sus amigos". En ella vemos nuevamente aparece el símbolo secreto que los cristianos utilizaron durante los siglos de persecusión. Junta al crismón vemos una doliente portadora de flores y un trípode con el humo de incienso que sube simbolizando las oraciones de los amigos. El rostro de la persona homenajeada está rodeada de flores para simbolizar el afecto de los amigos. Tenemos que prestar atención a estos bustos porque tengo la sensación que muchas veces es la única imagen que queda de estas personalidades.
RECURSO.
El Crismón
El Crismón simboliza el nombre de Cristo en lengua griega. Su construcción está basada en la unión, por superposición, de las letras griegas c (ji) y r (ro)
Por: Francisco Javier Ocaña Eiroa | Fuente: www.amigosdelromanico.org
El Arte Románico en sus representaciones artísticas es fundamentalmente simbólico, como corresponde a la naturaleza de su mensaje, místico por la naturaleza de su espiritualidad, y escatológico por la dedicación al más allá.
El crismón es uno de los símbolos más representativos del estilo románico. Analizamos su origen, simbolismo y componentes de su formación Debido a que aparece con una gran asiduidad, no solo en la historiografía escultórica de tímpanos y otras ubicaciones, sino porque es signo de identidad Para multitud de documentos que, muestran de ese modo la omnipresencia del emblema y de una realidad histórica profundamente dominada por los estigmas cristianos, en cualquier modo de representación.
El Crismón simboliza el nombre de Cristo en lengua griega. Su construcción está basada en la unión, por superposición, de las letras griegas c (ji) y r (ro), que son las iniciales de su nombre cpistos. Hay a la vez otros elementos gráficos que completan el anagrama en una configuración final plena.
Se trata de la alusión al principio y fin de todas las cosas que representa la divinidad, que se materializa en la presencia de la primera y última letra del alfabeto griego, a (alfa) y w (omega), que podían ir sueltas o encadenadas a un palo central transversal que representaría el simbolismo de la cruz de Cristo. En la parte baja del palo de la r (ro) puede ir inescrutada la letra final del anagrama, una s (sigma). La finalización vendría a ser la inclusión de todo el logotipo en el interior de un círculo, que formaría la escena final, aportando la circularidad sentido de perfección, de justificación de lo absoluto, de la totalidad sin principio ni fin que significa la circunferencia.
Todos estos elementos conformarían la plenitud del anagrama, pero pueden aparecer sólo con algunos de ellos, aunque siempre con la presencia de las dos primeras letras, que definen por su comienzo el nombre de Cristo. El resto puede ir apareciendo según lo represente el autor que lo esculpe en los tímpanos de las puertas o lo dibuje en los documentos pertinentes. Las representaciones escultóricas, que son las que nos ocupan suelen tener casi todos los elementos, aunque con variaciones en la localización de los mismos dentro de la configuración final.
El comienzo de este tipo de representación tiene que ver con las fórmulas de criptografía mística, que venía a ser un sistema de escritura con clave secreta que los cristianos aprendieron de otras civilizaciones, como la judía y la egipcia, que resultaba del ensamblaje de letras del alfabeto bajo el cual se escondía el simbolismo, y la palabra, en clave cabalística.
Así fue como los primeros artistas y artesanos cristianos crearon de forma cautelar y secreta el crismón cristológico, como medio plástico de comunicación social velado, que era una forma socio-política-religiosa de esconder sus creencias, pero a la vez de representarlas sin levantar demasiadas sospechas.
La transmisión artística y dogmática de la religión cristiana hace que no quede enmarcado exclusivamente en el marco geográfico de su nacimiento, sino que viaje con la diáspora apostólica allá donde llegó la palabra de la evangelización, como reconocimiento de la fe cristiana sin el sentido ocultista de sus comienzos, sino como alusión directa a Cristo y la fe cristiana. Es por ello que aparece en Bizancio, en la Europa carolingia, o con los monarcas asturianos de los primeros años de la reconquista, y ya después en toda la época de las edificaciones románicas y en todos los documentos reales, privados y eclesiásticos. Será en estos momentos una enseña eclesiástica o lema plástico que marcará de forma cristiana todo elemento al que se adhiera…
Por: Francisco Javier Ocaña Eiroa | Fuente: www.amigosdelromanico.org
El Arte Románico en sus representaciones artísticas es fundamentalmente simbólico, como corresponde a la naturaleza de su mensaje, místico por la naturaleza de su espiritualidad, y escatológico por la dedicación al más allá.
El crismón es uno de los símbolos más representativos del estilo románico. Analizamos su origen, simbolismo y componentes de su formación Debido a que aparece con una gran asiduidad, no solo en la historiografía escultórica de tímpanos y otras ubicaciones, sino porque es signo de identidad Para multitud de documentos que, muestran de ese modo la omnipresencia del emblema y de una realidad histórica profundamente dominada por los estigmas cristianos, en cualquier modo de representación.
El Crismón simboliza el nombre de Cristo en lengua griega. Su construcción está basada en la unión, por superposición, de las letras griegas c (ji) y r (ro), que son las iniciales de su nombre cpistos. Hay a la vez otros elementos gráficos que completan el anagrama en una configuración final plena.
Se trata de la alusión al principio y fin de todas las cosas que representa la divinidad, que se materializa en la presencia de la primera y última letra del alfabeto griego, a (alfa) y w (omega), que podían ir sueltas o encadenadas a un palo central transversal que representaría el simbolismo de la cruz de Cristo. En la parte baja del palo de la r (ro) puede ir inescrutada la letra final del anagrama, una s (sigma). La finalización vendría a ser la inclusión de todo el logotipo en el interior de un círculo, que formaría la escena final, aportando la circularidad sentido de perfección, de justificación de lo absoluto, de la totalidad sin principio ni fin que significa la circunferencia.
Todos estos elementos conformarían la plenitud del anagrama, pero pueden aparecer sólo con algunos de ellos, aunque siempre con la presencia de las dos primeras letras, que definen por su comienzo el nombre de Cristo. El resto puede ir apareciendo según lo represente el autor que lo esculpe en los tímpanos de las puertas o lo dibuje en los documentos pertinentes. Las representaciones escultóricas, que son las que nos ocupan suelen tener casi todos los elementos, aunque con variaciones en la localización de los mismos dentro de la configuración final.
El comienzo de este tipo de representación tiene que ver con las fórmulas de criptografía mística, que venía a ser un sistema de escritura con clave secreta que los cristianos aprendieron de otras civilizaciones, como la judía y la egipcia, que resultaba del ensamblaje de letras del alfabeto bajo el cual se escondía el simbolismo, y la palabra, en clave cabalística.
Así fue como los primeros artistas y artesanos cristianos crearon de forma cautelar y secreta el crismón cristológico, como medio plástico de comunicación social velado, que era una forma socio-política-religiosa de esconder sus creencias, pero a la vez de representarlas sin levantar demasiadas sospechas.
La transmisión artística y dogmática de la religión cristiana hace que no quede enmarcado exclusivamente en el marco geográfico de su nacimiento, sino que viaje con la diáspora apostólica allá donde llegó la palabra de la evangelización, como reconocimiento de la fe cristiana sin el sentido ocultista de sus comienzos, sino como alusión directa a Cristo y la fe cristiana. Es por ello que aparece en Bizancio, en la Europa carolingia, o con los monarcas asturianos de los primeros años de la reconquista, y ya después en toda la época de las edificaciones románicas y en todos los documentos reales, privados y eclesiásticos. Será en estos momentos una enseña eclesiástica o lema plástico que marcará de forma cristiana todo elemento al que se adhiera…
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