EDUARDA MANSILLA. Mujer precursora en la literatura y la música.
Fotos personales tomadas el 10 de octubre de 2020 y 2l 7 de enero de 2022
Este es un nombre y una obra literaria que bien vale traerla desde el olvido a nuestra memoria, afecto y estudio. Son muchos los nombres de mujeres cuya memoria se custoria en la Recoleta que merecen toda nuestra atención.
RECURSO.
EDUARDA MANSILLA y LA MÚSICA
Eduarda Mansilla tuvo una formación musical académica que puede considerarse óptima, en su medio y circunstancias. En Buenos Aires es donde aprendió a tocar el piano. Ignoramos el nombre de su maestro de música pero los había en tiempos de Rosas, ciertamente, en relación con la abundancia de pianos. Se consideraba entonces que una persona de alto rango social debía tener conocimientos musicales sistemáticos y en ello entraba el estudio de un instrumento. También el de la danza. Aprendizajes éstos que se llevaban a cabo desde la niñez. Las mujeres estudiaban la guitarra o el piano, también el canto. Y lo hacían “por música”, esto es: sabiendo leerla, también para el caso de la guitarra, que no la tocaban “de oído” , por cifra o rasgueando para un acompañamiento, como lo prueba el hecho que aparecieran publicaciones de música para guitarra, destinadas a los aficionados.
Hay que señalar que ya en la segunda mitad del siglo y aún más en el último cuarto, la gente cultivada que sabía leer y escribir, también sabía leer y escribir música. La música, ya en tiempos de Rosas formaba parte de los planes de estudio de algunos colegios, como por ejemplo el de varones de Juan B. Persy, en Buenos Aires, que incluía, además de las materias habituales de gramática, matemática, retórica, idiomas, historia y geografía, las de dibujo, esgrima, música y baile[1] En otros establecimientos las materias musicales tenían el carácter de “estudios extraordinarios”, en instrumentos como piano, violín y flauta, por ejemplo en el Colegio de San Ignacio, de Buenos Aires, de los padres jesuitas, - al menos en los años 1839 y 1840 y en el colegio que siguió al de éstos cuando su expulsión.[2]
Es así que los jóvenes varones y también mujeres de las principales familias de la sociedad, eran aficionados a la música. Doña Agustina Rosas debes en cuando se sentaba al piano, lo que señala que ella también lo había estudiado, y es conocida la historia de Lucio V. Mansilla cuando su madre intentó que aprendiera a tocar la guitarra, con tres profesores diferentes y un famoso instrumento que se mandó traer de Cádiz. Este mismo señala que su padre, el general Mansilla “amaba la música y escribía en verso lo mismo que en prosa” [3] Entre las aficionadas de más nota estaba Manuelita Rosas – prima hermana de Eduarda – a la que muchas composiciones para piano se le dedicaban; Mariquita Sánchez –su oponente liberal-, quién en su exilio montevideano solicita a Juan Pedro Esnaola que le envíe música, que suponemos era de la compuesta por el mismo[4], Camila O’Gorman, la de la triste historia, que solicita desde su encierro que la llevará a su ejecución, un piano, y se lo pide a Manuelita Rosas, su amiga. Pronto se habrá de destacar “haciendo música” en las tertulias porteñas, Eduarda Mansilla.
En Buenos Aires, había estudiado el canto pero ha debido continuar este estudio en el extranjero. Su hijo Daniel señala en su libro de recuerdo “Visto, oído y recordado”: “[5]Mi madre cantaba admirablemente en cuatro idiomas. Para la dicción francesa tomó lecciones con una tal madame Desjean, mezzo soprano en otros tiempos de la Opera Cómica” A esto debía agregarse que el trato con un Gioacchino Rossini, un Charles Gounod y la amistad personal con Jules Massenet, como de los otros compositores e intérpretes célebres, han debido enriquecer su talento musical.
En Buenos Aires, había estudiado el canto pero ha debido continuar este estudio en el extranjero. Su hijo Daniel señala en su libro de recuerdo “Visto, oído y recordado”: “[5]Mi madre cantaba admirablemente en cuatro idiomas. Para la dicción francesa tomó lecciones con una tal madame Desjean, mezzo soprano en otros tiempos de la Opera Cómica” A esto debía agregarse que el trato con un Gioacchino Rossini, un Charles Gounod y la amistad personal con Jules Massenet, como de los otros compositores e intérpretes célebres, han debido enriquecer su talento musical.
Como todo aficionado músico del Siglo XIX, compone piezas musicales de salón. Las obras que se han conservado de ella son todas canciones con acompañamiento de piano, con letras en francés y en castellano. Sabemos que ella tenía el gusto de cantarlas en reuniones sociales. Varias las da a conocer en ediciones impresas, en Washington, París y Buenos Aires.
En la producción literaria de Eduarda Mansilla pueden hallarse referencias musicales, hecho que revela su interés por este arte. Estamos en una época - ya lo destacamos- en que la música tiene mucha importancia en la vida social y, por lo tanto, suele no faltar alguna relación con ella en las obras de ficción. Pero, por ejemplo, en El médico de San Luis (1860) -por citar una obra que por contar con una edición modernos es conocida-[6] además de algunas referencias a la música y de que hay un personaje que es músico-es profesor de arpa-, hay un par de escenas musicales. En una de ellas se definen los caracteres de dos de las protagonistas por su modo de canto. Aun para la época, entre nosotros es mucho. Consideremos que la autora expone su modo de pensar y sus gustos, quedando así justificado que el protagonista principal sea un inglés protestante, que se expresa en primera persona, el cual tiene una actitud crítica hacia la sociedad que observa porque le es ajena. Recurso, indudablemente, buscado por la autora para manifestarle ella misma desde una óptica influenciada por la cultura extranjera, tanto como que su novela está inspirada o imitada de El vicario de Wakefield de O. Goldsmith.
Si comparamos su novela con otros ejemplos locales, valga Amalia, de Mármol, que es poco anterior (escrita en 1851), veremos que en ésta, aunque tenga dos capítulos dedicados al famoso baile en la casona de Rosas, apenas si hay una referencia a la música cuando sólo señala que se bailaba una cuadrilla.
De manera que aun en las obras de ficción, estas inclinaciones musicales en su obra literaria son para ser tenidas en cuenta.
FUENTE: Juan María Veniard. Congreso de Literatura e Historia. En tiempos de Eduarda y Lucio V. Mansilla. Junta Provincial de Córdoba. 2005.
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