FÉLIX SATURNINO PEDRO JOSÉ DE ÁLZAGA UNZUÉ. Presidente del Jockey Club.
Fotos personales tomadas el 8 de julio de 2022
FELIX SATUNINO ÁLZAGA UNZUÉ. Nació en el año 28 de abril de 1885 y falleció el 29 de agosto de 1974. Casado con ELENA PEÑA UNZUÉ. Presidente en varias oportunidades del Jockey Club. En la placa conmemorativa se lee: "Homenaje del Jockey Club a su Presidente FÉLIX DE ÁLZAGA UNZUÉ. 1934-1950. 29 de agosto de 1974"
RECURSO.
El soberbio Palacio Álzaga Unzué.
Entre 1890 y 1945 Buenos Aires vivió una época dorada. Los estancieros, los primeros millonarios que tuvo el país, viajaban a París en busca de cultura, contactos, diversión y sofisticación. De ahí trajeron arquitectos y decoradores para diseñar sus casas, muebles, cuadros, y esculturas. Felix Alzaga Unzué y Elena Peña Unzué eran parte de ese mundo de la bella época, ambos descendientes de dos importantes y prestigiosas familias. Felix era hacendado, y además fue uno de los presidentes más importantes del Jockey Club, que junto a su mujer ayudaron a que recobrara todo el esplendor para el que se había creado esa institución. El 8 de mayo de 1916 se casaron en la Iglesia San Agustín, donada por la familia. Felix le obsequió a Elena con motivo de su boda un soberbio palacio a metros de la exclusiva Av. Alvear, que al día de hoy aún sorprende por su nobilísimo porte.
Esta joya arquitectónica de la “Belle Époque” es una de las construcciones más antiguas de Buenos Aires en su estilo, inaugurada en 1920 luego de cuatro años de construcción. Fue encargada al arquitecto inglés Roberto Prentice, que logró combinar el estilo eduardiano inglés que agradaba a Félix con el gusto de Elena por los castillos franceses del Loire.
La fachada se destaca por el contraste entre el rojo del ladrillo a la vista y el gris del símil piedra, y por la gran entrada con columnas corintias dobles, al estilo académico inglés. El frontis esta recargado de ornamentación con elementos vegetales, escudos y mascarones. La mansarda de pizarra que ocupa el 3º piso tiene un coronamiento de zinc y hierro forjado.
Si bien el exterior es majestuoso, muchos palacios se construían así en Buenos Aires, pero pocos mantenían tantos detalles en su interior como este. La estructura es la típica de un hôtel particulier: una gran mansión diseñada para que viva una sola familia con cuatro plantas de funciones bien definidas. Un piso inferior, donde están las cocinas, el lavadero, y vive el personal de servicio masculino, un piano nobile con las salas de recepción, un piso privado con los dormitorios, y un último piso con mansardas, donde vive el personal de servicio femenino.
Los salones del piano nobile (piso principal) del Álzaga Unzué se lucen cada uno con su ambientación distintiva: inglesa, francesa, oriental. Son espacios engalanados con las mejores materias primas de Europa: pisos de roble de Eslavonia, boiserie parisina, mármoles de Italia y del Macizo francés. La maestría de los artesanos se refleja en el minucioso lustrado a muñeca, los frescos en los dinteles, las arañas originales, las lámparas de alabastro y los detalles exquisitos del mármol sobre las chimeneas.
A las habitaciones del primer piso se llega a través de la escalera principal, que se abre paso entre dos imponentes columnas jónicas construidas enteramente en mármol de Carrara. Félix y Elena dormían en cuartos diferentes, aunque conectados entre sí, y están enteramente decoradas con mobiliario de época de corte francés comprado en el Sotheby’s de Londres. En los aposentos de la esposa, la madera y la decoración clásica del Viejo Continente, incluyendo antigüedades originales que evocan la Francia del siglo XVIII, son los protagonistas. Aunque también posee un amplio balcón con vistas al jardín y un vestidor de dos pisos, uno de ellos estaba enteramente dedicado para guardar su amplia colección de guantes y sombreros. Otro lujo es el cuarto de baño, que mantiene la bañera original y las paredes cubiertas de bellísimos mármoles en tonos verdes, grises y blancos, que se completan con la bacha y las griferías fabricadas totalmente en oro.
En la cochera de la mansión, los Álzaga Unzué-Peña contaban con dos automóviles: un Cadillac y un Mercedes-Benz. No tuvieron hijos, y por ello vivían con muchas mascotas, como varios perros y aves. Por ello, cuando murieron, él en 1974 y ella en 1982, el palacio quedó deshabitado.
En 1985, la familia Gómez Álzaga, herederos del palacio, vendieron el edificio a la cadena hotelera Hyatt, por 5.000.000 de dólares. En 1991, comenzó la construcción de una torre moderna con más de 150 habitaciones, en una parte del amplio jardín, diseñada por el estudio Sánchez Elía (SEPRA). Esta abrió al año siguiente como parte del complejo Park Hyatt Hotel Buenos Aires. Sin embargo, con la crisis económica de 2001, ambos edificios pasaron a la gestión de la cadena “Four Seasons Hotel & Resorts”.
Al transformarse en hotel, la residencia Álzaga Unzué fue rebautizada como “La Mansión” y fue dividida en 7 habitaciones de lujo. La más importante es la suite Presidencial, que tiene 180 m² de superficie y correspondía a la habitación de Elena. En 2006 el edificio fue sometido a una intensiva restauración interna y redecoración cuyos montos alcanzaron el millón de dólares.
En el Piano Nobile se recuperaron los valiosos estucos, revestimientos de oro a la hoja bruñido, la panelería de cedro tallado, y los revestimientos de mármol italiano. En el salón francés, una de las paredes está pintada de verde con detalles dorados. Cuando los restauradores fueron a recuperar esas molduras descubrieron que lo que pensaban que era purpurina, era en realidad oro bruñido de 18 quilates.
El diseño en las suites evoca a distintos periodos, en una hay referencias al francés post rococó, en otra al neoclásico italiano del Rissorgimento, y en otras una libre combinación de estilos, para así poder salvar parte de la colección patrimonial de mobiliario de que ya disponía el establecimiento.
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