JUSTA LIMA DE ATUCHA.
EL NÚMERO COMO SÍMBOLO.
Esta edificación es una verdadera colección de símbolos que merecen toda nuestra atención.
Hasta este momento no me había dado cuenta de la importancia del número en lados y dimensiones. En la bóveda que la Señora Justa Lima de Atucha dedica a su esposo he tomado conciencia que la cúpula que corona todo el edificio es justamente de ocho lados. Además del aspecto técnico es interesante recordar que el número siete es el número sagrado en la tradición bíblica (siete días de la creación, siete sacramentos, siete pecados capitales, etc.) Por lo tanto el ocho es el número perfecto. Es el octavo día del regreso de Cristo, es el Día del Juicio y por ello muchas pilas bautismales medievales tienen ocho lados porque simbolizan el nacimiento a la vida perfecta. Seguramente tendré que prestar mayor atención a este aspecto.
Texto personal y fotos propias tomadas el 15 de octubre de 2017.
RECURSO.
"Desde un punto de vista simbólico, el octógono representa el enlace entre el cuadrado y la curvatura de la esfera. Es sabido que, en las ciencias sagradas aplicadas al arte, el cuadrado estaba relacionado con la Tierra por sus cuatro elementos, o sus cuatro puntos cardinales; por eso, casi siempre se utilizaba en el románico o en el gótico como base de la columna que se unía al arco o al circulo situado en lo mas alto del templo o del edificio. La forma circular, por su perfección, sin aristas, y al mismo tiempo por su sentido de la globalidad que todo lo abarca, sé refería al cielo, a la realidad divina, o a la materia primordial del Universo. El octógono era así, por consiguiente, el puente que resolvía la unión entre el Cielo y la Tierra, permitiendo – como en el caso de la columna - el tránsito de espíritus, Ángeles y hombres de un lado al otro, en una suerte de Cosmos no quebrado. El polígono de los ocho lados aportaba, asimismo, la polaridad de la búsqueda: cuando la esfera estaba situada dentro del cuadrado, en una variante de la doctrina, entonces el octógono indicaba el camino hacia la interioridad, el paso de lo cuantitativo a lo cualitativo, la vía hacia el latido del corazón, la senda del retorno hacia la madre siempre Virgen del Universo. Pero cuando era el circulo el que abarcaba al cuadrado, el símbolo afirmaba la presencia de la sabiduría divina abrazándolo y penetrándolo todo. El octógono, pues, era la síntesis, a la vez, de una disciplina - en este caso caballeresca de realización espiritual universal y de inspiración eminente en los principios eternos".
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