jueves, 3 de diciembre de 2020

Doctor ABEL ZUBIZARRETA. El ejemplo de su virtud.

 Dr. ABEL ZUBIZARRETA.

Placa conmemorativa. Foto personal tomada el 12 de septiembre de 2020.

En esta placa conmemorativa muy en la linea del estilo ART DECÓ, vemos la inscripción que dice: "AL DOCTOR ABEL ZUBIZARRETA +12 de octubre de 1934. Sus colegas y amigos. IN MEMORIA". La placa esta firmada por GOTTUZZO Y PIANA. Entiendo el significado de la copa y la serpiente como símbolo de la medicina y la palma de la gloria. Me resulta extraño en una placa dedicada a un médico el garrote.
RECURSO.
A LA MEMORIA DEL Dr. A. ZUBIZARRETA
DIA DEL MÉDICO Y DE LA MÉDICA.
EVOCASE EL EJEMPLO DE SU VIRTUD
(Especial para La RAZON)
Parece que lo estuviéramos viendo; como si nos encontráramos a su lado. De estatura baja, de movimientos ner­viosos, frente amplia, ojos expresivos e inquisidores y, sobre todo esto, una pe­renne sonrisa, esa sonrisa que refle­jaba la pureza de su espíritu y que ganaba la confianza de los niños, sus niños... Porque ha de saberse que Abel Zubizarreta estuvo enteramente entregado a los niños más de 30 años, labor que lo ha hecho acreedor a que su nombre engrosé, como el de Ricardo Gutiérrez, la lista de los bienhechores.
Hoy acudió a nuestra mente el re­cuerdo del grande médico desapareci­do el año anterior, al leer una invita­ción de un núcleo de los que fueron sus amigos para concretar un home­naje a su memoria. Bien merecido la tiene él, que puso al servicio de las más delicadas vidas todos sus afanes, el testimonio de la gratitud pública.
La acción de Abel Zubizarreta ha si do suficientemente conocida, pues ade­más de haber tenido uno de los con­sultorios más frecuentados de Buenos Aires, le tocó actuar en la administra­ción de esa ciudad, ya como médico de la Sociedad de Beneficencia o como director de la Asistencia Pública, donde dejó el sello de su dinamismo y' energía indómita» porque ese hombre, fundamentalmente bueno y humano, que con sus dones se :aptaba la con­fianza de sus enfermitos y prodigaba su generosidad sin medida, fue un mo­delo de carácter. Un conflicto, el más serio tal vez de cuantos han ocurrido en la vida de la administración sani­taria, reveló la firmeza del doctor Zu­bizarreta. Puso en juego su posición y su nombre de funcionario; defendió denodadamente a un modesto emplea­do, situación que determinó un mo­vimiento que bien podrá calificarse de subversivo, y no cejó en su propósito porque estaba convencido de que la razón se hallaba de su parte.
Del dinamismo del doctor Zubiza­rreta, puede mencionarse como prueba elocuente lo siguiente: cuando asumió la dirección de la Asistencia Pública, era tal el estado precario de esta rama, que, muchas veces, heridos por la desesperación, algunos médicos de hos­pitales hacían romper sábanas para improvisarlas en vendas. Si en tal ren­glón se había llegado a semejante ex­tremo, es de imaginar cómo andarían las cosas en otros aspectos. Cuatro años y medio alcanzó a permanecer al frente de dicho organismo el doctor Zubizarreta, y cuando se retiró, dejaba a la Asistencia con 11.000 camas, De las 4.500 que había al hacerse cargo de la dirección; los hospitales Rawson, Ramos Mejía, Nueva Pompeya, Pasteur, Pirovano, Salaberry, reconstruídos, colocando a algunos de ellos en condiciones que nada tienen que en­vidiar a muchos famosos. Bajo su tu­tela se construyó el Instituto de Ra­diología y Fisioterapia, la maternidad exclusiva, para bacilosas en el hospital Tornú, el preventorio Rocca; se creó la colocación familiar del recién na­cido para hijos de madres débiles y muchas otras obras de capital impor­tancia; y en cuanto a lo que atañe a los cargos técnicos, fue el autor de la ordenanza que establece la provisión por riguroso concurso de competencia, propósito sabio que ojalá se cumpliera siempre, aunque más no fuere que en homenaje a su iniciador.
Digamos que no hemos tenido por objetivo reflejar en estas líneas la la­bor del doctor Zubizarreta. Es tan vas­ta, que no lo permite una nota pe­riodística; además no es tarea de nuestra competencia. La dejamos para los capaces; aprovechamos la oportu­nidad para sugerir la idea de que la publicación de una obra detallada pue­de completar el homenaje que se pien­sa realizar para perpetuar la memoria del esclarecido médico.
Sólo hemos querido trazar unos ren­glones al recordar al hombre que fa­llecido a los 54 años de edad, ha de­jado en el suelo en que naciera una proficua labor y un recuerdo vivo en millares de almas.
Se dijo siempre que Zubizarreta era el médico de la "crema" de Buenos Aires. Hay algo de verdad en esto; en efecto se le solicitaba frecuentemente de las casas más pudientes de la me­trópoli; más: familias radicadas en Chile, Perú, Bolivia y otros países via­jaban expresamente a nuestra capital federal para consultarlo; pero, come decimos, si Zubizarreta estuvo al ser­vicio de hogares que podían afrontar gastos -sin preocupaciones de carácter económico, también lo estuvo al de los más humildes. Muchas veces fuimos testigos de escenas reveladoras de sus sentimientos netamente cristianos. Lo hemos visto abandonar su consultorio de la calle Paraguay para satisfacer la demanda de personas pobrísimas radi­cadas en las afueras del municipio. ¡Y cuántas veces no sólo arrancó de la muerte preciosas vidas y llevó la tran­quilidad a corazones atribulados, sino también dejó lo necesario para que los enfermitos no carecieran de medica­mentos y alimentos!
Sirva de ejemplo esta vida, y quede una vez más en evidencia que no en balde se siembra el bien.
GIL DUBINSKY Córdoba, Enero de 1935.
http://abelzubizarreta.blogspot.com/






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