VITRAL DE SAN ANTONIO DE PADUA O DE LISBOA. Foto personal tomada el 12 de septiembre de 2020.Bóveda de JUAN ANTONIO MONES RUIZ.
Los vitrales y su simbología merecen toda nuestra atención para poder contemplarlos en profundidad. Ellos están relacionados con el concepto de que nuestras vidas y pensamientos son iluminados desde afuera y desde arriba. Creo que ese pensamiento puede ser comprendido tanto por personas de fe religiosa como de fe en la humanidad. En los Evangelios Jesús de Nazaret se refiere a sí mismo como luz: «El Verbo es la verdadera luz» (Juan, I, 9), «Yo soy la luz del mundo» dice Cristo (Juan, VIII, 12), «Dios es luz» sin tinieblas (1 Juan, I,5), «el Dios que ha dicho: "Que de las tinieblas resplandezca la luz", es Aquel que ha resplandecido en nuestros corazones, para hacer brillar el conocimiento de la gloria de Dios que está en el rostro de Cristo» (Î Corintios, IV, 6), etc. Para una mirada ecuménica y amplia, podemos decir que muchos seres humanos son luz y que frente a sus vidas, entregas y testimonios las tinieblas de todo tiempo no tienen asegurada la victoria, aún cuando nuestra luz es siempre amenazada y débil. Este vitral nos invita a pensar en la luz que podemos contemplar en una persona que hizo de la simplicidad de vida y la comunión y promoción de todas las personas en situación de vulnerabilidad su razón de vida.
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