DERCHI-BOUCHET. Fotos personales tomadas el 10 de octubre de 2020.
La simbología de las puertas en este espacio es inagotable y de una gran riqueza. En este modelo vemos a un ángel con su mano extendida en señal de abrir una puerta que marca los limites de dos realidades, tanto físicas como mentales. Si consideramos que los ángeles son puentes entre dos realidades, la simbología queda completa. Con diversidad de protagonistas y formas este modelo se repite tanto en puertas como en las placas que acompañan estas construcciones.
RECURSO.
La Biblia habla de «las puertas de los cielos» por las que se ingresa al reino de los cielos, a la salvación y a la vida eterna: «Yo soy la puerta, si alguno entra por mí, estará salvado» (Juan 10,9), lo cual alude a ese estado espiritual en el que Jesús iniciaba a sus seguidores. A la vez, la Biblia nos recuerda que no todas las puertas son dichosas, como es el caso de las puertas de la muerte y de las puertas del infierno. El regreso de Cristo se anuncia con las frases: «El Hijo del Hombre está a la puerta» y «mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo». En el Vaticano, puertas y llaves aparecen como símbolos emblemáticos y el Papa realiza rituales relacionados con abrir ciertas puertas. En la iconografía medieval, se solía representar a la Virgen con la forma de una puerta cerrada. Un himno del siglo XII, lo describe así: «Santa María, puerta cerrada, por orden de Dios abierta, fuente sellada, huerto cerrado, puerta del paraíso».
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