MARÍA Y. DE ATHEGUY. Doliente, antorcha, clepsidra, uróbolo y el Cristo llevando su cruz.
Fotos personales tomadas el 1 de marzo de 2022
Este aparente y sencillo monumento funerario de estilo neoclásico da para hablar mucho. En la parte superior vemos a una doliente apoyado en lo que supongo es una urna funeraria cubierta con el sudario de la resurrección. En el pedestal que sostiene la urna vemos una antorcha invertida que nos anuncia que aún en medio de las tinieblas de la muerte la luz de la vida continua encendida. Debajo una fecha que nos permite ubicar en el tiempo este monumento. Debajo del frontón muy clasiico con un tímpano vacio vemos una clepsidra que nos invita a saber aprovecha el tiempo pero este símbolo es completado con la serpiente que se muerde la cola, es decir, un uróbolo, que nos habla de la eternidad, que anincia que nada termina sino que todo siempre recomienza. En medio del nombre de la titular de este obra vemos aparecer en medio de un óculo, la cabeza de un querubin que nos colntempla. A un costado de la puerta vemos una estatua que nos muestra al Cristo portador de su cruz en el camino al Calvario. Es interesante observar como su rostro se vuelve con cierta ternuara para mirar la puerta de esta edificación. Tengo la impresión que hay otra copia de este Cristo en este Cementerio. No he encontrado datos precisos que me permitan relacionar a JUAN ATHEGUI, nacido en Francia casado con MARÍA IRIBAREGARAY. Todos apellidos relacionados con la inmigración vasca a ambos lados de los Pirineos.
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