MEMENTO MORI. Recuerda que eres polvo y al polvo volverás. Sobre calaveras, huesos y vanidad.
Fotos personales tomadas el 12 de septiembre de 2020 en la Bóveda de Mauricio Mayer y el 19 de junio de 2021.
Es muy posible que este sea una de los símbolos menos comprendido y peor explicado. Estas calaveras y tibias cruzadas tienen la función de llamarnos a la modestia y la humildad recordándonos que la juventud, la belleza o el dinero son fugaces y que la muerte democráticamente nos igualara. Es correlato a la frase que dice el celebrante en la liturgia del Miércoles de Cenizas cuando hace el signo de la cruz en nuestra frente con la cenizas de las ramas de olivo usadas el Domingo de Ramos del año anterior y nos dice: "RECUERDA QUE ERES POLVO Y AL POLVO VOLVERÁS". Estos símbolos frecuentes en este Cementerio nos hablan de la muerte en forma indirecta porque su objetivo no es ella sino el lograr que superemos nuestra vanidad y soberbia.
RECURSO.
Memento mori
Memento mori ("Recuerda que morirás", en español) es una frase latina que recuerda la mortalidad del ser humano. Suele usarse para identificar un tema frecuente, o tópico, en el arte y la literatura que trata de la fugacidad de la vida.
Tiene su origen en una peculiar costumbre de la Antigua Roma, que quizás tenga origen sabino. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Lo hacía pronunciando esta frase, aunque según el testimonio de Tertuliano probablemente la frase empleada era: Respice post te! Hominem te esse memento! “[¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre"].
También se usa para denominar a las representaciones de difuntos en la historia del arte.
Efectivamente, la pintura de bodegones, que surgió en Europa con los libros religiosos ilustrados, cumplió en esa época con una función similar a la de la frase durante el imperio romano: subrayar la vanitas de la existencia. Su mensaje era claro: la naturaleza se descompone, más el alma es inmortal; el espíritu habita brevemente en cada cuerpo. La forma más extrema del mensaje moral que ofrece la vida aún se encuentra en la pintura de vanitas, que toma su nombre del íncipit Eclesiastés: Vanitas Vanitatum et omnia vanitas (Eclesiastés 1:2; 12:8).
El detalle que a menudo revela la presencia de una “pintura de vanitas” es la presencia de un cráneo humano, acompañado generalmente por otros símbolos alusivos a la temporalidad de la vida y la inutilidad del esfuerzo humano: flores caídas, frutas podridas, relojes de arena y otros. En muchos cuadros de vanitas, se agrupan los elementos que representan la actividad humana (libros, instrumentos científicos) y los placeres humanos (pipas, instrumentos musicales) que marcan la futilidad de lo material en una vida tan corta. La pintura de bodegones simboliza lo que seguirán siendo los seres humanos cuando han abandonado el escenario de la vida: vanitas.
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