FRANCISCO GUILLERMO ARNING. Palmas y rosas.
La rosa es casi un emblema del mundo occidental. Culturas antiguas, creencias, religiones e ideologías han utilizado su imagen. Símbolo de la belleza, del amor y de la felicidad, se impuso sobre la flor del loto egipcio o el narciso griego y, pese a haber evolucionado con innumerables variantes, eso no ha impedido que haya mantenido la fuerza original de su simbología. La belleza de sus pétalos y el olor siguen sigue siendo lo más valorado, resume Carme Barceló, botánica de la facultad de Veterinaria de la UB.
La rosa es una flor ya citada en la Biblia y cultivada desde tiempos muy antiguos. Probablemente, proviene del norte de Persia, del entorno del mar Caspio o del golfo Pérsico, desde donde se extendió, a través de Mesopotamia, a Palestina, Asia Menor y Grecia. En Roma, las rosas rojas se consagraban a Venus y la fiesta de las rosas, las Rosalías, formaban parte de las ceremonias ligadas al culto de los muertos.
Con o sin espinas. Y el mundo
cristiano encontró aquí un filón. Los primeros
cristianos identificaron los cinco pétalos de la rosa con las cinco llagas de
Cristo y la flor con espinas fue la imagen de tormento de los mártires. La flor
se asocia sobre todo a la virgen. Y es esa tradición lo que explica que el tema
de la Madona con rosas se repitiera como un rosario: virgen con rosas en la
mano (como la paganizada figura central de La primavera de Botticelli), sentada
sobre lecho de rosas, delante de un rosal.
https://www.lavanguardia.com/libros/20100423/53913545357/culturas-antiguas-religiones-creencias-e-ideologias-han-utilizado-la-rosa-como-emblema.html
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