domingo, 9 de octubre de 2022

ERNESTO ALEJANDRO BAVIO. Defensor de la Inversión en Educación.

ERNESTO ALEJANDRO BAVIO. Defensor de la Inversión en Educación.

Fotos personales tomadas el 24 de septiembre 2019
Personalmente considero necesario profundizar, ampliar y promover el conocimiento de la acción de personalidades comprometidas con la educación. A medida que investigo voy encontrando más materiales y recursos que me parece neceario y útil compartirlos para poner de manifiesto la importancia dada en el Argentina a la educación. Es necesario volver a esas fuentes de dignidad.
RECURSO.
Ernesto A. Bavio, defensor de la inversión en educación
Fue caracterizado como un “hombre de pensamiento intenso y de acción fervorosa y vehemente”, “alta la mirada como sus ideales y con la convicción de que el maestro no debe achicar su talla, porque tiene en sus manos el porvenir de las naciones”. Una semblanza de la vida y las acciones de Ernesto A. Bavio.
Roberto Romani
coordinacion@eldiario.com.ar
El 24 de diciembre de 1880, el joven egresado Ernesto Alejandro Bavio se dirigió a las autoridades y compañeros de promoción de la Escuela Normal Nacional de Profesores de Paraná, asegurando que “de poco vale la prédica si el maestro no posee las cualidades que desea inculcar a sus alumnos”.
Nacido en la capital de Entre Ríos, el 10 de julio de 1860, a los 20 años comenzó a dictar las cátedras de Historia, Geografía e Instrucción Cívica en la casa fundada por Sarmiento, y en el Colegio Nacional, coincidiendo con José María Ramos Mejía sobre las prioridades del Estado en política educativa: “El dinero que se invierte en escuelas y en formar buenos maestros, es el dinero mejor empleado y el que da mayor rendimiento, porque prepara a los pueblos a sus mejores destinos”.
Fue director general de Escuelas de la provincia, inspector nacional y director técnico de Escuelas de la Capital Federal. Desde el 21 de diciembre de 1910 ocupó el cargo de secretario general de Enseñanza Normal.
En representación del presidente del Consejo Nacional de Educación habló en la Escuela Normal de Paraná, en diciembre de 1911: “Colma mis sentimientos más íntimos y mis más caros afectos, llegar de nuevo a este templo sagrado, a este hogar espiritual donde recibí el bautismo de la ciencia y donde mis maestros eximios me enseñaron con el ejemplo la senda del bien y del deber”.
Organizó congresos y convenciones. Analizó la realidad del país y orientó al pueblo en las páginas de “La Nación”, “El Demócrata”, “La opinión de Entre Ríos”, “La verdad” y “El constitucional”.
Rosario Vera Peñaloza dijo que “llevaba siempre la cabeza erguida, como signo visible de no haberse doblegado jamás al servilismo; alta la mirada como sus ideales y con la convicción de que el maestro no debe achicar su talla, porque tiene en sus manos el porvenir de las naciones”.
A los 50 años, Ernesto Alejandro Bavio llegó a la conclusión de que “El hombre ama, por un sentimiento natural, el pueblo donde ha nacido. La obra del maestro consiste en cultivar, escuchar y robustecer este sentimiento…Ocuparse de la patria únicamente el 25 de Mayo o el 9 de Julio es desconocer una de las funciones más culminantes que a la escuela corresponde desempeñar. De la patria, de sus glorias, de sus triunfos y de sus reveses, la escuela debe ocuparse diariamente”.
Alejandro Carbó señaló el 19 de julio de 1912 que este entrerriano, consagrado al aula con hondo nacionalismo, era un “hombre de pensamiento intenso y de acción fervorosa y vehemente” que, a pesar de las dificultades del camino “siempre salvó íntegramente el tesoro de su dignidad profesional y la rectitud de su carácter”.
Bavio murió en Buenos Aires, a los 56 años, el 24 de julio de 1916. En su última conferencia recordó que “La escuela es el altar de la patria. En ese altar debe abrirse el espíritu y elevarse la mente para irradiar el sentimiento propio de la nacionalidad y de todos los grandes ideales de la vida. Sin excluir la idea de humanidad, pongamos en primer término a la patria”.



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