FAMILIA LONCAN.
Fotos personales tomadas el 29 de septiembre 2020
El mundo simbólico en este Cementerio, nunca necrópolis, es imaginativo y diverso. En esta construcción encontramos en su cúspide una cruz con rayos que irradian de sus brazos aludiendo a Cristo y su muerte como luz del mundo. A ambos lados de la cruz luminarias que acompañan ese mensaje. En el friso vemos la clepsidra que nos recuerda a nosotros la importancia de bien utilizar el tiempo de la vida. Lo más interesante es la serie de seis rodelas con diferentes símbolos. Comenzando de izquierda a derecha vemos en primer lugar lo que posiblemente es una urna cubierta por el sudario que encontraron las mujeres en la tumba de Cristo el día de su resurrección. La urna de cenizas y el sudario ponen en tensión el tema de muerte y el triunfo de la vida. El segundo símbolo es el Libro de la Vida donde nuestros nombres están escrito como ciudadanos del cielo. El tercero es el círculo del uróboro, la serpiente que se muerde la cola para denotar aquello que no tiene principio ni fin, es decir, la eternidad. Cuarto encontramos la cruz con el sudario que comúnmente se llama cruz de la penitencia. En quinto lugar una corona de gloria o de triunfo con cintas de amistad. Finalmente en sexto lugar nuevamente la clepsidra o reloj de arena o agua para insistir en que debemos aprovechar nuestro tiempo porque como todos sabemos, vuela. El contenido de este friso es similar al que nos recibe al entrar en este cementerio.
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