MAUSOLEO MANUEL QUINTANA. Obra del escultor LEÓN FAGEL
Fotos personales tomadas el 31 de enero de 2020.
Paralela a la calle Azcuénaga encontramos en este cementerio aquello que llamo: la CALLE DE LAS VIRTUDES CIVILES por la calidad de los memoriales y la importancia de las vida allí reflejadas. En general encontramos allí mausoleos imponentes e importantes, obra de reconocidos arquitectos o escultores. La importancia de ese espacio me hace sospechar que alcanzar un relevamiento de esas obras de arte puede llevar mucho esfuerzo y tiempo. Esa es una tarea a realizar en el futuro próximo.
RECURSOS.
Manuel Quintana (1835-1906) – Presidente de la República Argentina en el período 1904-1906, murió durante su gobierno y lo sucedió su vicepresidente José Figueroa Alcorta. La escultura, obra del artista francés León Fagel, lo muestra yaciendo elegantemente.
Por Eduardo Lazzari - Historiador
PRESIDENCIA Y MUERTE
El 12 de octubre de 1904 asumió el gobierno, acompañado por José Figueroa Alcorta como vicepresidente. Tenía 69 años. Ya se veía la dificultad de los líderes conservadores en buscar sucesores más jóvenes. Su salud le jugó una mala pasada ya que se desmayó durante los actos de asunción. El nuevo presidente se veía encabezando los actos del centenario de la Revolución de Mayo, en 1910. Se mantuvieron las líneas políticas y de administración generales de los anteriores gobiernos, aprovechando la bonanza económica que reinaba en estos años, Pero la revolución radical de 1905, a cuatro meses del inicio del gobierno, puso al descubierto la debilidad de la estructura política gubernamental. Además la participación de oficiales del ejército en el levantamiento produjo una ruptura de la disciplina militar no vista desde la guerra civil. Los rebeldes tomaron prisionero al vicepresidente Figueroa Alcorta en Córdoba, y la historia dio la razón a quienes pensaron que éste había negociado su situación a cambio del perdón posterior de sus captores. En una comunicación telefónica, Figueroa Alcorta le propone el acuerdo y Quintana, indignado, le corta y nunca más le habla a su vicepresidente.
Como síntesis de la obra de gobierno se multiplicó el comercio exterior, siguió la mejora de las finanzas públicas hasta llegar a un superávit permanente, y se impulsaron importantes reformas educativas y judiciales. Santiago del Estero, por estos años, compartió el ideario político nacional. Al asumir Quintana, gobernaba la provincia Pedro Segundo Barraza, uno de los primeros maestros del país, recibido en la Escuela Normal de Paraná. Pocos días después tomaba el mando José Santillán, que sería el primer gobernador en terminar su mandato en una década y media. Durante el alzamiento radical, Santillán viajó a Buenos Aires para entrevistar al presidente. En su regreso a Santiago fue secuestrado junto a su familia, en Pinto. Fue rescatado por un destacamento del ejército y cuando, una vez muerto Quintana, Figueroa Alcorta indultó a los secuestradores, el gobernador Santillán decidió no tener relaciones políticas con él. Eran años de una confianza ilimitada en el futuro argentino. El porte del presidente Quintana ayudaba. Su cabello blanco ordenadamente despeinado, su grandioso bigote y su canosa barba, sumados a la exquisita ropa que vestía y a los modos sociales que expresaba eran una señal de la grandeza argentina.
La revistas Caras y Caretas y El Hogar solían caricaturizarlo como un perchero de ropa fina. Si bien los acontecimientos de 1905 y su disgusto con Figueroa Alcorta debilitaron su salud, fue una sorpresa su muerte el 12 de marzo d 1906. Fue un desafío protocolar organizar el sepelio del primer presidente argentino muerto en el cargo en la historia.
Más adelante morirán en la presidencia Roque Sáenz Peña y Juan Domingo Perón. Se procedió a habilitar la capilla ardiente en la Casa de Gobierno.
Una curiosidad es que fue el primer presidente fotografiado durante su funeral en la Casa Rosada. La foto fúnebre será el único tipo de fotografía social que desaparecería con el tiempo. 1906 sería el año del primer canto de cisne de la generación del ’80: junto a Quintana morirían los presidentes Bartolomé Mitre y Carlos Pellegrini. También Bernardo de Irigoyen.
SEPULTURA, LEYENDA ROMÁNTICA Y HOMENAJE
Luego se celebró una misa de cuerpo presente en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, presidida por el arzobispo porteño, monseñor Mariano Antonio Espinosa, pero la oración fúnebre fue leída por Benito Villanueva. En el peristilo del cementerio del Norte (la Recoleta), desde una tribuna de madera que aún hoy se conserva, fue despedido, para salvar el error de la Catedral, por el nuncio apostólico, monseñor Antonio Sabatucci.
Fue sepultado allí, donde posteriormente se levantó un monumental mausoleo, que corona una de las calles principales del cementerio, donde una estatua de bronce yacente de Quintana lo muestra vestido de jaquette, con la banda presidencial cruzando su pecho, sobre la que apoya su brazo izquierdo. Corrió por entonces una leyenda que decía que Quintana había muerto en brazos de una amante. Vale aclarar que, en ese entonces, la amante era una dama mucho más joven que la esposa, generalmente aceptada por ésta, por la que el hombre se hacía acompañar a ciertos eventos privados como un juego de cartas con sus amigos, una cacería y por supuesto, algunos momentos románticos.
No es para justificar sino para mostrar cómo han cambiado las costumbres. Hoy los amantes se ocultan en un atraso de la reunión de directorio, o un problema laboral. Se dijo también que la amante se acercó, luego del funeral, a doña Susana, la esposa de Quintana, y le entregó algunas pertenencias que habían quedado en su casa. Suena a maledicencia o simplemente a chisme de barrio, pero la versión tuvo su gran repercusión…
Quintana, el presidente más elegante de la historia, que sigue luciendo sus ropas y sus modos desde las fotografías, los monumentos y sobre todo, desde el busto que lo recuerda en el Salón de Honor de la Casa Rosada.
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LEÓN FAGEL, escultor
Léon Fagel nació en Valenciennes, donde estudió escultura en la Escuela Académica en el estudio de René Fache (1816-1891). Ingresó en la École des Beaux-Arts en París en 1868 y fue alumno de Pierre-Jules Cavelier (1814-1894)
Léon Fagel obtiene el segundo Premio de Roma en 1875, luego el Primer Gran Premio de Roma en 1879 con el bajorrelieve de yeso "Tobie que mira a su padre", lo que le permite ser residente de la Villa Medici en Roma. Roma desde 1880 hasta 1883.
De 1878 a 1893, Léon Fagel expuso en el Salón de Artistas Franceses y luego de 1895 a 1911 en la Sociedad Nacional de Bellas Artes. Recibió numerosas órdenes del Estado para monumentos parisinos (Sorbona, Museo de Historia Natural, Iglesia del Sagrado Corazón, Tribunal de Cuentas, etc.) o para ciudades en el norte de Francia. Es mejor conocido por sus bustos, pero también por sus estatuas, monumentos y bajorrelieves de pie, en particular el Monumento a Lamarck y el Busto de Jean-Baptiste Carpeaux, del cual también produjo el monumento funerario.
Léon Fagel también participó en la decoración esculpida del Petit Palais en París y produjo con Jean-Baptiste Hugues el bajorrelieve de piedra "Les Arts et Métiers" de la fachada principal. Obtuvo una medalla de oro en las Exposiciones Universales de 1889 y 1900. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1893, luego Oficial en 1903. Muere en Cousolre (Norte) en 1913
Traducido personal del francés
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