CUANDO LOS CABALLEROS SE BATÍN A DUELO. La lamentable muerte del autor de "La Gran Aldea".
Fotos personales del cenotafio de Lucio V. López tomadas el 12 de septiembre de 2020.
Siempre hay nuevos detalles y nuevas historias a compartir detras de cada monumento funerario y de cada placa conmemorativa. Me pregunto si esta significativa estatua es la misma que el relato atribuye a una donación de Miguel Cané. Según la bibliografía consultada esta obra de arte se titula LA PROTESTA y es obra del escultor ALEXANDRE FLAGUIÈRE.
RECURSO.
LUCIO VICENTE LÓPEZ – CORONEL CARLOS SARMIENTO:
“TRES BALAS Y UN CORAZÓN”
Lucio V. López fue un abogado, político, periodista y escritor, nieto de Vicente López y Planes, quien fuera autor de la letra de nuestro himno nacional, e hijo del célebre historiador Vicente Fidel López. Este hombre que perteneció a la “Generación del Ochenta”, era íntimo amigo del General Mansilla, (autor de “Una Excursión a los Indios Ranqueles”). La gente en aquellos tiempos solía hablar de “la amistad de los dos Lucios”. Como decíamos fue Lucio V. López escritor, y nos ha dejado una novela de costumbres que aún se lee con placer: “La Gran Aldea”.
En el año 1893, mientras ejercía el cargo de interventor de la Provincia de Buenos Aires, descubrió un fraude efectuado en las ventas de unas tierras fiscales en el actual Partido de Chacabuco, llevado a cabo, aparentemente, por el Coronel Carlos Sarmiento. Cumpliendo con su deber, Lucio llevó a cabo querella criminal contra el Coronel, el cual fue detenido y permaneció tres meses en la cárcel. El escándalo ocupó durante algún tiempo las primeras planas de los diarios de Buenos Aires. El Coronel Sarmiento escribió varias cartas a los responsables de la prensa por la “excesiva difusión” que se le daba al caso. Lo cierto es que el Coronel, al ser liberado, envió una carta al diario “La Prensa” en la cual retaba públicamente a López a un duelo a muerte. Este aceptó sin dilaciones, no obstante ser totalmente inexperto en el manejo de armas de fuego, en virtud de asumir la responsabilidad de ser el funcionario que había efectuado la denuncia. Los padrinos de Sarmiento fueron el Contra-Almirante Daniel de Solier y el General Francisco Bosch; por su parte, apadrinaron a López Francisco Beazley y el General Lucio V. Mansilla.
El 28 de diciembre de 1894, a las 11.10 de la mañana, en lo que es actualmente la Avenida Luis María Campos se llevó a cabo el lance. Luego de efectuados los dos primeros disparos, ninguno había hecho blanco. Se repitió el procedimiento, y una bala atravesó el estómago de Lucio V. López, el cual caminó unos metros tomándose el abdomen del cual manaba abundante sangre mientras repetía: “esto es una injusticia, una injusticia”. Por un momento, sus amigos y familia se esperanzaron, fue cuando el moribundo, en son de broma preguntó a los presentes: “¿A cuánto cerró la onza de oro?”. Asistido en sus últimos momentos por el sacerdote O’Gorman (hermano de Camila O’Gorman), expiró al otro día, el 29 de diciembre a la una y siete minutos. Su amigo Miguel Cané hizo colocar una escultura en el lugar de su tumba. Se había marchado un verdadero hombre. La bala que lo ultimó dejó intacto lo más valioso que poseía este valiente caballero: su corazón.
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