lunes, 18 de octubre de 2021

MANUEL EGAÑA. El ART DECÓ FUNERARIO. La Virgen de Luján

 MANUEL EGAÑA. El ART DECÓ FUNERARIO. La Virgen de Luján

Fotos personales tomadas el 14 de agosto de 2021.
En la gran mayoría de los estudios dedicados al Art Decó, en el listado de obras significativas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en el mismo barrio de la Recoleta, se omiten casi sistemáticamente las obras que se encuentran dentro del espacio de este Cementerio. Creo que es una injusticia que de alguna forma sería importante reparar.
No tengo información sobre el titular de esta construción arquitectónica.
RECURSO.
La ruta del Art Decó rioplatense
«Por su simplificación de lo ornamental, el Art Decó se difundió mucho en edificios, diseños y productos muy sofisticados como las grandes residencias de gente adinerada, pero también en la arquitectura más popular, como los frentes de la casa chorizo en Argentina, que siguen sus líneas con pliegues, zigzags, recuadros y figuras geométricas, también en la herrería y en los frentes de mampostería», explica el experto Fabio Grementieri, miembro del comité organizador -que preside Geo Darder- y vocal de la Comisión Nacional de Monumentos.
Tras el furor que experimentó el movimiento en Estados Unidos, en el Río de la Plata se mezcló con el clasisismo, con la herencia de las escuelas de la Bauhaus y Le Corbusier y con vertientes combinadas o inspiradas en estilos muy antiguos como el egipcio, el maya o el azteca. Incorporando el hormigón armado como elemento clave, también se tradujo en rascacielos, como es el caso del icónico Kavanagh (1936).
En Buenos Aires, el estilo desembarcó de forma masiva en el diseño de edificios públicos (en los ministerios de Obras Públicas y Economía), bancos (Citi, Nación, de la Provincia, Hogar Argentino), viviendas, en la arquitectura hospitalaria (Maternidad Sardá), colegios (Don Bosco o República Oriental del Uruguay), e iglesias, como la Santa Isabel de Hungría, en Flores. También en las facultades dedicadas al cuerpo humano: Medicina, Odontología y Farmacia; en los mercados, con las referencias del Abasto y del Progreso, en Caballito (que adoptó la característica tipografía); cementerios (en Recoleta, con bóvedas características, muchas en granito negro), monumentos (como el que José Fioravanti dedicó a Avellaneda), y en cines y teatros, que adoptaron la estética deslumbrante del Hollywood dorado. Los edificios del Ópera, Gran Rex, Metropolitan y Broadway son ejemplos emblemáticos de esa impronta, que en lo local convivió con las letras, la plástica, los espectáculos y el tango.
Argentina, entonces potencia mundial, logró destacar en el mapa internacional del Art Decó. «El período de entreguerras dio su carácter final a una Buenos Aires mítica compuesta de tango, cine y radio; diarios, revistas y libros; dancings, teatros y cabarets; luz, sensualidad y velocidad. Fue la época en que pasa de ciudad capital a metrópolis sudamericana iluminada por un fervor literario inédito que comienza a darle proyección universal», señala Grementieri. «Se abre la 9 de Julio, se ensancha Corrientes y otras avenidas y se construye el Obelisco con un Art Decó propio», agrega el experto en patrimonio nacional.
Alejandro Virasoro (1892-1978) fue el principal exponente del movimiento en el país. Arquitecto prolífico, fue autor de emblemas locales del Arte Decó como el edificio de La Equitativa del Plata (1929), su propia casa-taller en la calle Agüero o la insigne Casa del Teatro (sita en Avenida Santa Fe, de 1938), que presenta volúmenes en altura hasta una cima coronada por una pirámide escalonada y un cubo ornamentado con máscaras de vanguardia con los rostros de la comedia y la tragedia.



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