LAUTARO ALBERTO DE DURAÑONA Y VEDIA. El Art Decó funerario y el pensamiento nacionalista argentino.
Fotos personales tomadas el 14 de agosto 2021.
Interesante obra de arte que sigue las pautas del Art Decó. Estamos frante a un representante del pensamiento nacionalista católico muy conocido. El recurso compartido debe ser leido con un sentido crítico porque no he encontrado otra fuente de información con la cual poder cotejar la información.
RECURSO.
Lautaro Alberto de Durañona y Vedia (21 de noviembre de 1899, Buenos Aires, Argentina - 21 de noviembre de 1948, Buenos Aires, Argentina) fue un publicista argentino que dirigió los diarios Cabildo y Tribuna en la década de 1940.
Biografía
Durañona y Vedia era hijo de un prestigioso médico argentino.
En 1935 participó del equipo que condujo la exitosa campaña de Manuel Fresco para gobernador de la provincia de Buenos Aires. Posteriormente se convertiría en funcionario estatal, asistiendo al ministro Roberto J. Noble en el desarrollo de las políticas comunicacionales del gobierno.
Integró, como secretario, la Comisión Nacional del Monumento al Teniente General Julio Argentino Roca que encabezaba el Almirante Manuel Domecq García.
Fue uno de los fundadores del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas en noviembre de 1940 -de hecho junto con José Pérez Valiente de Moctezuma diseñó el emblema de la entidad.
Cuando Fresco se vio cercado por la plutocracia y la partidocracia, tuvo que dejar el poder y constituir su propio movimiento para reorganizar a sus colaboradores. Santiago Díaz Vieyra, que era editor del periódico Bandera Argentina, le planteó en 1942 al ex-gobernador la necesidad de crear una publicación que promoviese con intensidad a la causa nacional. Nació así Cabildo, diario financiado por Fresco, editado por Díaz Vieyra y dirigido por Durañona y Vedia.
Por las páginas de Cabildo pasaron muchas plumas argentinistas como las de Juan Alfonso Carrizo, Leonardo Castellani, José María Castiñeira de Dios, Ramón Doll, Alberto Ezcurra Medrano, José María Fernández Unsain, Homero Guglielmini, Roberto de Laferrère, Juan Carlos Moreno, Juan Oscar Ponferrada, Luis Soler Cañas, Miguel Paulino Tato, José Luis Torres, Lisardo Zía, Jose María Cullen, Joaquín Linares, Federico Mertens, Manuel Rojas Silveyra, Ana Serrano Redonnet y Alfonso Sola González.
El diario apoyó incialmente a Ramón S. Castillo debido a su férrea voluntad de mantener la neutralidad de la Argentina ante la Segunda Guerra Mundial. Eso no les impediría más tarde celebrar a la Revolución de 1943. Sin embargo hacia fines de 1944 la publicación había adquirido un tono crítico con el gobierno, lo que le costó una suspensión de una semana. Meses después, luego de que el país rompiera relaciones con Japón y Alemania, Durañona y Vedia despotricó en contra de la presidencia, siendo Cabildo definitavamente clausurado.
Casi inmediatamente después el diario fue relanzado como Tribuna, preservando a su equipo de redacción. Se incorporaron nuevos periodistas como Arturo Cancela -que había roto su largo vínculo laboral con el diario liberal La Nación- y un muy joven Jorge Masetti, periodista que luego se convertiría en un agente de la infiltración comunista internacional.
Tribuna fue un entusiasta promotor de la candidatura presidencial del Coronel Juan Perón, como así también de las listas legislativas de la Alianza Libertadora Nacionalista. Durañona y Vedia, a través de los editoriales del diario, fustigó duramente a Spruille Braden por su actitud imperialista de intentar influenciar en las elecciones argentinas.
Poco después empero Tribuna sufrió una suspensión debido a que criticaron con dureza al gobierno por adherir a las Actas de Chapultepec, lo que en su interpretación implicaba consolidar al imperialismo estadounidense.
A mediados de 1947 el periódico atacó al ministro Miguel Miranda por el manejo de la economía nacional que realizaba, lo que condujo a que se clausurara ya definitivamente a Tribuna en el mes de julio. Consecuentemente Durañona y Vedia se exilió en el Uruguay. Al retornar a su país unos meses después, enfrentó un proceso judicial el cual no tuvo sentencia a causa de la muerte inesperada del periodista.
Además de su trabajo como publicista, Durañona y Vedia fue socio accionista de varias empresas como la minera Cerro Aspero que presidía Carlos A. Tornquist, la editorial Alea que dirigía Alberto G. Caldumbide, y la armería Cloritita que había creado junto a Humberto Plácido Goyo.
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