miércoles, 6 de octubre de 2021

HORACIO TADDEO. Doliente masculino y pebetero de incienso

 HORACIO TADDEO. Doliente y pebetero.

Fotos personales tomadas el 14 de agosto de 2021.
En esta placa conmemorativo vemos algunos elementos interesantes y muy simbólicos. El rostro del destinatario del homenaje rodeado de rosas para simbolizar afecto y amistad. En el lado izquierdo un doliente, en este caso totalmente desnudo, para significar posiblemente inocencia. En el lado derecho un pebetero con una columna de humo seguramente de incienso para simbolizar tanto memoria como plegarias. En placa una frase muy sobre que dice: "A la memoria de HORACIO TADDEO. Sus amigos. 31-7-1933". No hay mayores datos sobre esta persona.
RECURSO.
PEBETERO en los ritos funerarios.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, un pebetero es tanto un recipiente para quemar perfumes y especialmente el que tiene cubierta agujereada, como aquel en el que arde una llama ceremonial. Tanto por una definición como por otra, se encuentran pebeteros pétreos en los cementerios.
Desde la antigüedad clásica tenemos conocimiento de cómo era el rito funerario. Todo empezaba con un banquete, donde la comida y la bebida era abundante. El vino sería una parte importante del banquete funerario, tanto por su consumo como por las libaciones hechas en honor del difunto, ésta se consumía en unos vasos que posteriormente se estallaban contra la pira funeraria. Junto a este banquete se utilizaban pebeteros para perfumar el cuerpo del difunto antes de depositarlo en la pira y también se quemaban perfumes en el momento de depositar las cenizas en el túmulo.
Por esta razón, los recipientes en forma de copa griega (kylix) y los timaterios o recipientes para quema perfumes, se suman y dan lugar a la idea actual de un pebetero.
Más adelante en la Edad Media, en los altares durante las ceremonias fúnebres se colocaban unos pebeteros u otros recipientes del que surgían llamas, estos hacían referencia al sacrificio pascual que era necesario para la resurrección.
Con la llegada del siglo XVIII y su amor por el clasicismo, las imágenes de los pebeteros se rescatan para la escultura funeraria y el siglo XIX con su querencia por la Edad Media hace lo mismo, por lo que este elemento iconográfico queda muy presente en los cementerios.
De hecho, ya en la actualidad, en muchos lugares para recordar a los ausentes se colocan pebeteros con una llama que no se apaga jamás.
Helena Román




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