M.D. de OLIVA. LOS VITRALES Y EL DESEO DE LA LUZ PERPETUA.
Fotos personales tomadas el 10 de octubre de 2020-
Los muchos vitrales que encontramos en este museo de bellas artes, además de su significado y belleza propio también son portadores de un deseo y de un mensaje que se hace constante en cada uno de ellos: el tema de la luz.
En estos días se Semana Santa seguramente vamos a escuchar frecuentemente diversas Requiem Misas de Requiem. Me gustaría que le prestemos atención a los primeros versos de ese texto: («Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis» («Concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua»). Las primeras palabras que surgen en nuestra mente y sentimientos es un deseo de paz a lo cual muchas bóvedas nos responde con PAX que es la abreviatura de un deseo litúrgico mas amplio: PAX VOBIS. Siempre que caminamos por estos senderos el primer acto que realizamos es establecer un diálogo con profundos deseos mutuos de paz. Inmediatamente aparece el siguiente elemento: "QUE BRILLE PARA ELLOS LUZ PERPETUA". Vemos infinitas antorchas invertidas que siempre tienen encendida su llama. Esas antorchas no significan la muerte sino que es parte de este deseo de luz perpetua porque aún inclinadas en nuestro dolor, la luz no desaparece, no son antorchas apagadas, sino que esa luz continua viva. Los vitrales en su diversidad de temas son también parte de ese deseo que quiere que para ellos y para nosotros brille la luz perpetua. Su cristales juegan a lo largo de las jornadas con la multiplicidad de tonalidades y diversidad como el deseo mismo de esa luz perpetua.
RECURSO.
En la liturgia romana, el réquiem (del latín requiem, 'descanso'), también misa de réquiem (en latín, Missa pro defunctis o Missa defunctorum), es la misa de difuntos, un ruego por las almas de los difuntos, llevado a cabo justo antes del entierro o en las ceremonias de recuerdo o conmemoración. Este servicio suelen observarlo también otras iglesias cristianas, como la Iglesia anglicana y la Iglesia ortodoxa. Su nombre proviene de las primeras palabras del introito: «Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis» («Concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua»).
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