viernes, 8 de enero de 2021

LOLA MORA. Obras en el Mausoleo de Ramón López Lecube.

LOLA MORA. OBRAS EN EL MAUSOLEO RAMÓN LÓPEZ LECUBE. ¿Alegorías de la fe y la serenidad?.

Fotos personales tomadas el 10 de octubre de 2020.

Sobre estas dos obras claramente firmadas por Lola Mora con el nombre de casada, me gustaría hacer una propuesta interpretativa. Aquella en que vemos una figura femenina abrazada a la cruz y con un libro en su pecho, bien podría ser interpretada como una alegoría de la fe. El libro podría ser tanto las Sagradas Escrituras o el mismo Libro de la Vida. Es interesante destacar que sus pies están descalzos como signo de humildad. La otra figura femenina que no tiene atributos por sus posición bien podría ser una alegoría de la paciencia o la serenidad.
RECURSO.
LOLA MORA [Dolores Candelaria Mora Vega] 1867-1936
¿Nació en 1866 o un año después? ¿En abril o en noviembre? ¿En Tucumán o en Salta? Si bien ambas provincias se disputan el lugar de nacimiento y se duda de su fecha, Pablo Mariano Solá (sobrino bisnieto y biógrafo), confirma que Dolores Candelaria Mora Vega, más conocida como Lola Mora, llegó al mundo en abril de 1867, en la provincia de Tucumán. Luego se cuenta que fue bautizada en la localidad salteña de El Tala, y que por disposición de sus padres -si bien no pertenecían a las grandes familias del norte argentino y conservaban un modesto nivel de vida- se mudaron al jardín de la república.
Fue la tercera de siete hermanos: tres varones y cuatro mujeres. Lola crecía, estudiaba, dibujaba, enhebrando los sueños y metas de una adolescente de fines del siglo XIX. Sin embargo, a la edad de 18 años, recibió el primer gran golpe de la vida: en 1885, sus padres fallecieron con una diferencia de dos días. Ella por neumonía y él por un ataque al corazón. Lola, a partir de ese momento, quedó bajo el cuidado del marido de su hermana mayor.
Sus comienzos
Dos años después del trágico final de sus padres conoció al pintor italiano Santiago Falcucci. Con él, Lola Mora tomó varias clases en las que profundizó sus conocimientos de pintura y dibujo. Sobre todo, las técnicas que venían del neoclasicismo y el romanticismo europeos. A partir de ahí, y algo bastante peculiar en la historia de una mujer de aquella época, la joven Lola comenzó a retratar a distintas personalidades de la alta cuna tucumana. De este modo, ingresó a cierto círculo del poder de aquella provincia y los diversos encargos no se hicieron esperar.
En 1894, exhibió por primera vez una gran colección de todos aquellos retratos de los gobernadores tucumanos que produjo hasta el momento. La muestra recibió muy buenas críticas y de alguna manera la puso en el mapa del escenario pictórico como una destacada artista. Más tarde, donó esta misma colección íntegramente a esa provincia del norte. Su maestro Falcucci expresó una vez: “Era la copia de una fotografía, pero tenía todo de propio, de individual en la factura”.
Su obra
Realizó los bustos de varias personalidades de la política y la aristocracia argentina, como Juan Bautista Alberdi, Facundo Zuviría, Aristóbulo del Valle, Carlos María de Alvear y Nicolás Avellaneda. También trabajó con las alegorías: las estatuas de La Justicia, El Progreso, La Paz y La Libertad, en las cercanías a la Casa de Gobierno de la Ciudad de Jujuy, y algunas esculturas en el Monumento Histórico Nacional a la Bandera, en la ciudad santafesina de Rosario.
Por supuesto, fue quien realizó la emblemática Fuente Monumental de las Nereidas, que representa a estos seres mitológicos que asisten al nacimiento de la diosa Venus, para ser dispuesta en la Plaza de Mayo de la Ciudad de Buenos Aires, justo frente a la Catedral. El problema es que este conjunto de divinidades de la mitología romana mostraba la desnudez de los personajes femeninos. Los moralistas de ciertos sectores porteños sostuvieron su descontento. Es por eso que, para evitar el escándalo, se la emplazó en la Costanera Sur.
Otras de sus notables obras son los altorrelieves que le encargó el Gobierno Nacional, con motivo de la remodelación que estaba en marcha en la Casa Histórica de Tucumán. Allí, representó el 25 de mayo de 1810, en los balcones del Cabildo de Buenos Aires.
Con respecto al otro altorrelieve de la Declaración de la Independencia del 9 de Julio de 1816, en el interior del Congreso de Tucumán, señalan: “A diferencia del anterior, esta muestra un espacio interior en el que se puede ver el mobiliario de la época. El trabajo del cortinado da cuenta de la maestría de la autora. Un dato de color lo proporciona la licencia artística que tomo Lola Mora, al dotar a una de los congresales retratados, con la figura de Julio Argentino Roca, su protector y mecenas. Tanto por las dimensiones como por la calidad de su ejecución, estas piezas de bronce constituyen ejemplos casi únicos en su género en Argentina”.
Otras de sus obras se pueden apreciar en el acceso a la capilla de la bóveda de la familia López Lecube, en el Cementerio de la Recoleta. Son dos figuras realizadas en mármol: una en actitud meditabunda y otra mirando al infinito. Una de las figuras tiene uno de los sostenes del vestido caído, dejando su hombro un tanto descubierto. Las señoras de la época, otra vez, presentaron reclamos al Director del Cementerio para solicitar el retiro de esa estatua por considerarla “obscena", ya que no se trataba de una obra destinada a un lugar sacro.
El ocaso
Se sabe que el ocaso de su carrera artística vino también de la mano con la separación de su marido, Luis Hernández Otero, en 1917. A partir de ahí, ya casi nadie le ofreció encargos ni trabajos. A los 65 años, con una salud muy frágil, vivía con sus sobrinas. La Cámara de Diputados, por su parte, le otorgó una pensión en honor a sus años de gloria. Sin embargo, Lola Mora murió el 7 de junio de 1936, antes de cobrar el dinero.
“El decidirse por el arte ya había significado una proeza, recordemos la fecha de sus comienzos y su actuación inicial. Mujer y escultora parecían términos excluyentes. Los prejuicios cedieron, sobrepujados por la evidencia de su obra”, dijeron en la prensa nacional. Así la despidieron, no solo como una gran artista, sino también como una gran mujer que supo hacerse un lugar en un mundo de hombres.
En su memoria y a modo de homenaje, se instituyó oficialmente el 17 de noviembre (supuesta fecha de su natalicio), el Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario