JULIETA MEYANS ARGERICH. Mujer fuerte del Evangelio
Fotos personales tomadas el 3 de junio de 2022
La personalidad de esta pareja de protagonistas en la historia argentina me impacfta por la claridad de pensamiento social y político que nos puede inspirar. En una de las muchas placas que encontramos en el costado del monumento funerario de ADOLFO PUEYRREDÓN podemos leer la siguiente dedicatoria: "Elevóse su alma al Altísimo en Buenos Aires el 5 de febrero de 1942. Encarnó el espíritu de la mujer fuerte del Evangelio en las horas fecundas de su existencia.
Dió ejemplo magnifico en la lucha por la libertad de su pueblo.
Eternizan en bronce su homenaje los que en el rigor del destierro en le lejano sud admirara su abnegación y patriotismo cuando animosa compartió con su esposo y demás exiliados el confinanimento en San Julián 1932-Ushuyaia 1934. 5-II-1943" Es muy interesante observar la corona que preside esta dedicatoria realizada una mitad con una rama de espinas que simbolizan el sufrimiento y la otra mitad con los laureles del triunfo y en el centro de la corona un corazón afirmado en un ancla simbolo de la firmeza de la fe. La placa fue realizada por GOTTUSO Y PIANA.
RECURSO.
JULIETA MEYANS ARGERICH-HONORIO PUEYRREDÓN FONTOURA-LÓPEZ
Era sobrino nieto del General Juan Martín de Pueyrredón, que fuera Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su abuelo fue José Cipriano Pueyrredón, otro gran patriota y distinguido soldado de las guerras de la independencia. Su padre era Adolfo Pueyrredón, el exiliado antirrosista que vivió en Brasil dieciseis años, donde se casó con Idalina Carneiro da Fontoura.
Honorio Pueyrredón sabría hacer honor y mantener en alto el nombre de sus egregios antepasados. Como estudiante obtuvo siempre las mejores calificaciones, graduándose como Abogado con diploma de honor en la Universidad de Buenos Aires.
En 1897 contrajo enlace con Julieta Meyans Argerich, su extraordinaria compañera y colaboradora de todas las horas de su vida, que supo soportar a su lado las amarguras de la persecución, la cárcel y el destierro con enorme enteres.
Su discurso del 5 de abril de 1945, apenas unos meses antes de su fallecimiento, resume su pensamiento y honradez del Dr. Honorio Pueyrredón Fontoura López: “La Unión Cívica Radical es una fuerza espiritual; un estado de conciencia; radica en el alma del pueblo; el Radicalismo es hoy como lo fuera otrora una esperanza de redención social. Si llegáramos a defraudarle, si por falta de comprensión de sus hombres dirigentes no marcáramos en la acción futura de gobierno, rumbos y procedimientos nuevos que lleven la gran premisa de asegurar la mayor felicidad al mayor número; sino hemos de empeñarnos y crear un estado medio entre la riqueza y la miseria, de modo que el pobre tenga asegurado un mínimo de bienestar, con pan, escuela y trabajo, y el que lo ha conquistado viva libre del miedo a perderlo; si no hemos de hacer lo bastante, para no contemplar el espectáculo de ver levantarse a diario nuevas ciudades, en las que mientras el obrero con sus manos construye palacios, no asegura para su cabeza un solo techo, si no hemos de reivindicar el ideal de civilización moderna, de que el obrero sea el elemento esencial y el asociado de la industria; de que el hombre está primero que la máquina y primero que el producto, y que para una Nación fuerte hacer dinero es menos importante que formar hombres; si no hemos de hacer eso, días nebulosos podrán venir para la paz social de la República"
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