DOCTOR ABEL ZUBIZARRETA. La Copa de Higia y el bastón de Asclepio.
Foto personal tomada el 3 de junio de 2022
Nuevamente nos encontramos con una placa en la que se combinan varios símbolos. Por un lado la conocida COPA DE HIGIA relacionada con la ciencias farmaceuticas, que es un tanto extraña en una placa dedicada a un médico y junto a este símbolo el BASTÓN DE ASCLEPIO que si representa a la medicina. Junto a estos dos signos vemos en una placa muy ART DECÓ, una palma que simboliza la gloria reconocida a esta personalidad. En ella podemos leer. "Al Doctor ABEL ZUBIZARRETA +12 de octubre de 1934. Sus colegas y amigos. IN MEMORIAM". Esta placa esta firmada por los artesanos que la realizaron: GOTTUZZO Y PIANA.
RECURSO.
ORGANIZASE UN HOMENAJE A LA MEMORIA DEL Dr. A. ZUBIZARRETA
EVOCASE EL EJEMPLO DE SU VIRTUD (Especial para La RAZON)
Parece que lo estuviéramos viendo; como si nos encontráramos a su lado. De estatura baja, de movimientos nerviosos, frente amplia, ojos expresivos e inquisidores y, sobre todo esto, una perenne sonrisa, esa sonrisa que reflejaba la pureza de su espíritu y que ganaba la confianza de los niños, sus niños... Porque ha de saberse que Abel Zubizarreta estuvo enteramente entregado a los niños más de 30 años, labor que lo ha hecho acreedor a que su nombre engrosé, como el de Ricardo Gutiérrez, la lista de los bienhechores.
Hoy acudió a nuestra mente el recuerdo del grande médico desaparecido el año anterior, al leer una invitación de un núcleo de los que fueron sus amigos para concretar un homenaje a su memoria. Bien merecido lo tiene él, que puso al servicio de las más delicadas vidas todos sus afanes, el testimonio de la gratitud pública.
La acción de Abel Zubizarreta ha si do suficientemente conocida, pues además de haber tenido uno de los consultorios más frecuentados de Buenos Aires, le tocó actuar en la administración de esa ciudad, ya como médico de la Sociedad de Beneficencia o como director de la Asistencia Pública, donde dejó el sello de su dinamismo y' energía indómita» porque ese hombre, fundamentalmente bueno y humano, que con sus dones se :aptaba la confianza de sus enfermitos y prodigaba su generosidad sin medida, fue un modelo de carácter. Un conflicto, el más serio tal vez de cuantos han ocurrido en la vida de la administración sanitaria, reveló la firmeza del doctor Zubizarreta. Puso en juego su posición y su nombre de funcionario; defendió denodadamente a un modesto empleado, situación que determinó un movimiento que bien podrá calificarse de subversivo, y no cejó en su propósito porque estaba convencido de que la razón se hallaba de su parte.
Del dinamismo del doctor Zubizarreta, puede mencionarse como prueba elocuente lo
siguiente: cuando asumió la dirección de la Asistencia Pública, era tal el estado precario de esta rama, que, muchas veces, heridos por la desesperación, algunos médicos de hospitales hacían romper sábanas para improvisarlas en vendas. Si en tal renglón se había llegado a semejante extremo, es de imaginar cómo andarían las cosas en otros aspectos. Cuatro años y medio alcanzó a permanecer al frente de dicho organismo el doctor Zubizarreta, y cuando se retiró, dejaba a la Asistencia con 11.000 camas, De las 4.500 que había al hacerse cargo de la dirección; los hospitales Rawson, Ramos Mejía, Nueva Pompeya, Pasteur, Pirovano, Salaberry, reconstruídos, colocando a algunos de ellos en condiciones que nada tienen que envidiar a muchos famosos. Bajo su tutela se construyó el Instituto de Radiología y Fisioterapia, la maternidad exclusiva, para bacilosas en el hospital Tornú, el preventorio Rocca; se creó la colocación familiar del recién nacido para hijos de madres débiles y muchas otras obras de capital importancia; y en cuanto a lo que atañe a los cargos técnicos, fue el autor de la ordenanza que establece la provisión por riguroso concurso de competencia, propósito sabio que ojalá se cumpliera siempre, aunque más no fuere que en homenaje a su iniciador.
Digamos que no hemos tenido por objetivo reflejar en estas líneas la labor del doctor Zubizarreta. Es tan vasta, que no lo permite una nota periodística; además no es tarea de nuestra competencia. La dejamos para los capaces; aprovechamos la oportunidad para sugerir la idea de que la publicación de una obra detallada puede completar el homenaje que se piensa realizar para perpetuar la memoria del esclarecido médico.
Sólo hemos querido trazar unos renglones al recordar al hombre que fallecido a los 54 años de edad, ha dejado en el suelo en que naciera una proficua labor y un recuerdo vivo en millares de almas.
Se dijo siempre que Zubizarreta era el médico de la "crema" de Buenos Aires. Hay algo de verdad en esto; en efecto se le solicitaba frecuentemente de las casas más pudientes de la metrópoli; más: familias radicadas en Chile, Perú, Bolivia y otros países viajaban expresamente a nuestra Capital Federal para consultarlo; pero, como decimos, si Zubizarreta estuvo al servicio de hogares que podían afrontar gastos -sin preocupaciones de carácter económico, también lo estuvo al de los más humildes. Muchas veces fuimos testigos de escenas reveladoras de sus sentimientos netamente cristianos. Lo hemos visto abandonar su consultorio de la calle Paraguay para satisfacer la demanda de personas pobrísimas radicadas en las afueras del municipio. ¡Y cuántas veces no sólo arrancó de la muerte preciosas vidas y llevó la tranquilidad a corazones atribulados, sino también dejó lo necesario para que los enfermitos no carecieran de medicamentos y alimentos!
Sirva de ejemplo esta vida, y quede una vez más en evidencia que no en balde se siembra el bien.
GIL DUBINSKY Córdoba, Enero de 1935.
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