domingo, 25 de julio de 2021

LA CALAVERA EN LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA.

 LA CALAVERA EN LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA. RECUERDA QUE HAS DE MORIR 

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2021.
Es frecuente que nos preguntemos cada vez que vemos una calavera y tibias cruzadas por su significado. Este símbolo es muy rico en contenido y no se puede limitar a un solo significado. Se lo entiende como un llamado a la humildad ya que la muerte nos ha de hacer democráticamente a todos iguales. Es una convocatoria a la humildad y a despojarnos de todas las vanidades. Es un recuerdo de la muerte pero con un alto contenido moral que busca un abandono de lo superfluo para concentrarnos en los esencial.
RECURSO.
La Calavera : iconografía y simbolismo
El cristianismo en tanto construcción cultural está cargado de símbolos (signos convencionales) que por su connotación son fundamentos simbólicos de su visión de la realidad, del mundo.
La simbología de la muerte representada por medio de la calavera ha cambiado a lo largo de los siglos, el símbolo se lo ha utilizado desde la época medieval. En la tradición cristiana la muerte es producto del pecado original, cometido por Adán y Eva cuando desobedecieron a Dios y probaron del fruto del jardín del Edén que les estaba prohibido. En tal sentido la representación de la calavera bajo la figura de Cristo en la Cruz significa que así como la muerte ingresó por un hombre -Adán- así mismo la muerte es vencida por Jesús en la cruz.
Desde esta perspectiva la calavera representa:…los diversos sentidos, moralizadores y doctrinales establecidos por la Iglesia católica a sus fieles: memento mori (“recuerda que vas a morir”); el triunfo de Jesús sobre la muerte; la memoria del pecado original y su castigo; la invitación a llevar una vida de humildad alejada de toda vanidad (Vanitas); e incluso, “la muerte igualadora”, que independientemente de la condición social, nos hace a todos iguales (Navas,2020).
Andrés Moctezuma en su investigación sobre La Calavera menciona que el uso de este símbolo es un descubrimiento como cualquier otro donde el hombre puede ver el devenir de su propia existencia, la brevedad de su permanencia, se abre un enigma, un misterio ontológico ¿qué se ha hecho del ser al que remite la osamenta? ¿Qué lugar habita? ¿Dónde se encuentra ahora?
En el periodo del Renacimiento el tema de la muerte era representado con belleza, decoro y gracia, esto se veía reflejado en los monumentos fúnebres, donde la muerte figuraba con gracias artísticas propias de este periodo. Para el siglo XVII en Italia, empiezan a realizarse sepulcros que presentaban simbologías que apelaban a los sentimientos y emociones de las personas para conmover lo más profundo y sensibilizar sobre lo efímero de la vida.
Las variantes respecto a la representación de la muerte se forjaron gracias a varias consideraciones, entre esas la fuerza que tuvo la Contrarreforma sobre el tema; también influyeron los Ejercicios Espirituales -edición latina- de San Ignacio de Loyola, en la que se recomienda añadir a las meditaciones de la primera semana una meditación sobre la muerte.
Estos ejercicios fueron comentados por el P. Polanco en su Directorium, quien añadió que a estos ejercicios se debía meditar sobre la muerte, todas las personas, incluso con los niños. Los jesuitas nunca dejaron de estudiar sobre los Ejercicios Espirituales y lo siguieron complementando, dándole especial importancia a la meditación sobre la muerte.
En la Contrarreforma, son varios los personajes religiosos que ven a la muerte como una cura para frenar todas las cosas vanas de la vida, de allí las meditaciones infaltables propiciadas por los jesuitas, hasta llegar a tener dentro de sus aposentos objetos alusivos a la muerte que les recordara lo pasajera de la vida.
En un comentario sobre los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, que estaba dirigido a las personas que lo hacían por primera vez, se menciona que la meditación debe hacerse con las ventanas cerradas, porque la oscuridad ayuda a identificar el horror de la muerte y se recomienda tener una calavera. De esta forma, comenzó a normalizarse la presencia de la calavera dentro de los edificios religiosos; osamenta fácil de conseguir en aquellos tiempos. La calavera llegó a ser un instrumento móvil que se podía transportar de un lugar a otro.
Debió pasar mucho tiempo para que los artistas, religiosos y la sociedad en general se acostumbraran a la presencia de este símbolo, que luego sería común verla en obras artísticas junto a frases que insinuaban lo efímero de la vida y las postrimerías de las personas. Ya para finales del siglo XVI los pintores plasmaron repetidamente los santos contemplativos meditando sobre una calavera, escena que se llegó a utilizar incluso en áreas como refectorios para beber agua. De esta forma la calavera pasó a ser el atributo de varios santos.
La presencia de los cráneos en los hogares fue notable, los bodegones cambiaron sus representaciones para incorporar elementos como símbolos de las vanitas como velas consumidas, relojes de arena, compases, pompas de jabón, humo, lechuzas, ángeles disputándose el alma de las personas, barca llevada por un anciano, entre otras; representaciones que se verán sobre todo en obras flamencas, alemanas y españolas[
Con la incidencia de la Contrarreforma las vidas de religiosos como San Jerónimo y San Francisco serán imágenes que se verán repetidamente para estimular a los artistas, así el cráneo pasa a ser un referente:
…permanente pero pasivo, un objeto que si bien provoca al sujeto, lo hace desde la cotidianeidad; en otros, el cráneo sostenido por el santo es el motivo de un monólogo visual en el que el objeto (cráneo) pasa a formar parte del propio sujeto (el santo) a través de la meditación (…) El cráneo se torna bello, no por su fisonomía, sino por el significado que se le vierte, como signo excelso de vida espiritual, de comunión con Dios



                                   SAN JERÓNIMO ERMITAÑO
               SANTA TERESA DE ÁVILA. DOCTORA DE LA IGLESIA.
                               MARÍA DE MAGDALA PENITENTE


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