miércoles, 22 de marzo de 2023

BARTOLOMÉ DE VEDIA. Figura referencial para nuevos periodistas. Nicho en la Galería 17

BARTOLOMÉ DE VEDIA. Figura referencial para nuevos periodistas. Nicho en la Galería 17

Foto personal tomada el 21 de marzo de 2023.
En esta más que simple lápida en un humilde nicho esconde la vida de una personalidad que se destacó tanto en el periodismo, la promición de la educación y la cultura en general. Es por ello que frente a otras lápidas me pregunto siempre por el memorial de vidas que nadie quiere olvidar pero que no encontramos el camino para recuperarlas. En esta lápida podemos leer: "BARTOLOMÉ DE VEDIA. 6 Noviembre 1936 - 12 Agosto 2010" Lacónico, breve, esencial. 
RECURSO.
Bartolomé de Vedia. El adiós a un maestro de la crítica y de la prosa
Detrás de ese hombre corpulento, de voz amable y algo torpe al caminar, sonriente y bondadoso, se escondía una fina inteligencia enriquecida por la erudición, una sensibilidad artístico-cultural poco común y, sobre todo, un estilo de escritura periodística que extrañaremos.
Bartolomé de Vedia nació el 6 de noviembre de 1935. Murió el pasado 12 de agosto, a los 74 años. Con sus artículos, cometió el error de acostumbrar a sus lectores a la mejor prosa y al análisis en profundidad. Error, porque ahora que falta su firma se tiende a juzgar a otros desde su nivel. Sus comentarios cinematográficos y literarios, su equilibrada visión política, su preocupación en temas de educación y cultura han plasmado una sosegada e independiente opinión de peso en los medios de comunicación.
Abogado, docente universitario, periodista especializado en temas culturales, políticos y religiosos, fue presidente de la Academia Nacional de Periodismo, miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, secretario general de redacción y jefe de editoriales del diario La Nación – muchos artículos conocieron su agudeza y su mesura–, y figura referencial para las nuevas generaciones de colegas.
Fue fiel a una visión republicana y democrática, al amor por las letras y el cine, a la mejor tradición cristiana que supo trasuntar en sus escritos y en el afable trato personal. Un hombre religioso y abierto, inclinado a la comprensión de los múltiples matices del enigma existencial. Profundamente argentino, por arraigo y por cultura, y al mismo tiempo universal y ecuménico. Merecedor de los premios Santa Clara de Asís, Estrada y Educar Juntos, Bartolomé de Vedia fue también miembro de la Comisión Arquidiocesana de Cultura, de Justicia y Paz y del Pen Club Argentino.
El pasado 7 de junio recibió el premio a la trayectoria por la Asociación de Cronistas Cinematográficos, en el marco de la 58° entrega de los Premios Cóndor de Plata. En él, la erudición afloraba siempre como cultura asimilada, una forma profunda e íntima de mirar al mundo y a la condición humana. Su exquisita sensibilidad lo llevó muchas veces a dejar en el papel comentarios inolvidables. Supo acercarse a grandes pensadores, escritores y directores cinematográficos, con una original combinación de cariño y hondura crítica. Su reseña, por ejemplo, del último libro de Jean Guitton, Mi testamento filosófico; sus apreciaciones sobre el film Los puentes de Madison, con Meryl Streep y Clint Eastwood; o sus recuerdos a la muerte de Tomás Eloy Martínez, entre otros muchísimos escritos suyos, dan cuenta de las virtudes que queremos señalar. No exento de humor y de bondadosa ironía, su prosa tuvo siempre la placidez de un río de llanura.
A su muerte, tanto en la misa celebrada en la sede de la Pastoral Universitaria, donde fue velado, como en la iglesia del Pilar, antes de su entierro, presidida por su hijo Lorenzo, y acompañado por su numerosa familia y gran cantidad de amigos, colegas y discípulos, se palpaba en el afecto la herencia de un hombre íntegro. En esa oportunidad, lo despidieron su nieta mayor, Mercedes; Lauro Laíño, por la Academia de Periodismo; Jorge Gallardo, por la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas; y Julio Saguier, por el diario La Nación. Desde Criterio, revista de la que fue amigo, lector y ocasional consejero, lo recordamos con agradecimiento y afecto.




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