domingo, 15 de mayo de 2022

JOSÉ C. PAZ. Analisis muy personal de la obra de JULES FELIX COUTAN

JOSÉ C. PAZ. Obra del escultor francés JULES FÉLIX COUTAN. Comentario muy personal.

Fotos personales tomadas 12 de diciembre 2018 y 10 de octubre 2020
Creo importante dar un consejo sobre la forma de analizar un monumento funerario o una obra de arte. En primer lugar es necesario considerar la totalidad, el conjnto de toda la obra y no tomar un fragmento o una parte de la misma para estudiar o comentar. En este caso me ha llevado bastante tiempo lograr esa síntesis que ahora comparto con ustedes. Tomando distancia como para ver toda esta obra de arte, podemos ver que es un triangulo perfecto con sus tres ángulos bien definidos. La verdadera acción dramática esta ubicada en el ángulo superior y lo que allí ocurre le da tendio a todo el conjunto. En primer lugar vemos el ALMA DEL DIFUNTO que emerge a la nueva vida abriendo el sarcófago. Es una escena de RESURECCIÓN. Es el paso de la vida a la eternidad. El Arcángel Miguel es el otro protagonista de esta escena en proceso y se aproxima para guíar al alma e indica con su dedo el camino que es necesario seguir. Como detalle no central debajo del manto a la derecha vemos palomas. A los pies de esta escena vemos una gran figura femenina que cae al abismo. Esta es la ALEGORIA DEL ÁNGEL DE LA MUERTE, expulsada del cielo y ya sin poder porque tiene en sus manos una lámpara apagada. A ambos costados de la puerta y en la parte inferior del triángulo, vemos dos alegorías, que aparentemente son las que realmente realizó el escultor francés, que representan a la FE apoyada en el ANCLA y la de la derecha es posiblemente la alegoría la ESPERANZA en el triunfo o la gloria final ya que a sus pies vemos una corona de laureles. Con sus manos extendidas estas dos alegorías indican que es a través de estas virtudes teologales las que han cooperado con la resurrección. Asimismo es necesario recordar que el triángulo en esta composición simboliza el monte sagrado en cuya cima se une el cielo y la tierra. En el pensamiento religiosa esa montaña es el ombligo de la creación, el eje del mundo y de unión de dos realidades. Un consejo de docente empedernido: nunca analicen una obra desde un fragmento porque les llevará por caminos inciertos. 






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