martes, 8 de junio de 2021

FRANCISCO ROVERANO. Un inmigrante exitoso

FRANCISCO ROVERANO. Un inmigrante exitoso.

Fotos personales tomadas el 1 de julio y el 24 de octubre de 2019.
Esta obra de arte es más compleja de lo que normalmente podemos encontrar en los recursos. En primer lugar me gustaría que comenzáramos por la CRUZ que preside esta bóveda con una elaborada estructura simbólica. Si bien no es estrictamente del tipo de cruz celta, es digno de destacar el CIRCULO que rodea los brazos de la misma que nos hablan de tanto de iluminación ya que en este contexto volvemos a la simbología solar así como el círculo nos remite al concepto de eternidad. Esta cruz es sostenida por elementos decorativos donde nuevamente aparecen el numero SIETE en la palma que vemos en el centro de este elemento.En el frontón encontramos una corona con LAZOS que simbolizan las relaciones familiarees.Debajo en el tímpano encontramos el conocido CRISMÓN que se forma con las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego y a sus costados la primera y última letra del alfabeto griego: ALFA OMEGA que nos presentan a Cristo como el principio y el fin de toda existencia y de todo proyecto de futuro.
En el sepulcro de la familia Roverano hay una estatua que simboliza al inmigrante italiano llegado a estas tierras con voluntad de labrarse un porvenir. La bóveda la mandaron a hacer a Génova, vino desarmada.
Es importante observar las vestimentas netamente de un obrero o campesino que una familia de inmigrantes no quiere olvidar sus orígenes. Nada de levita ni galera sino aquellas que marcan su nobleza de trabajadores. Si bien el dicho es anterior a esta obra de arte, se dice que ella ilustra la expresión de "llegar con una mano atrás y otra adelante". Es digno de destacar que en el casco del navio encontramos la inscripción: "AYÚDATE" como fundamento de su éxito que les condujo su esfuerzo a través del trabajo y que muy bien puede representar como una alegoría de toda la inmigración que construyó el país.
Por razones poco conocidas en el año 1921 la familia decide trasladar esta bóveda a Chacarita donde construirán una importante obra arquitectónica. En consecuencia esta bóveda no contiene los restos de ningún miembro de la familia ROVERANO. No existen descendientes de esta familia y por ello ambas construcciones se encuentran en estado de abandono. En este ejemplo nos encontramos con una obra del escultor GIOVANNI BARTTISTA VILLA. 
RECURSO.
Don Francisco Roverano, era un inmigrante Italiano. Casado con Doña Teresa y padre de 4 varones, Ángel, Pascual, Pedro y Vicente. Instalado en Bs. As. se dedicó a la venta de relojes, negocio próspero que le permitió montar una pequeña confitería familiar.
Allá por el 1850 la familia ya era dueña de varios locales, entre ellos la Confitería del León. La misma estaba ubicada en la actual Bartolomé Mitre, entre Esmeralda y Suipacha. Al tiempo y producto de lo próspero de sus negocios, esta se muda a un local más grande en la esquina de Suipacha y Rivadavia, frente de la recientemente creada Compañía del Gas. Dicho local fue el que ocupara anteriormente el primer Café Tortoni.
En 1872 la confitería que tenía 11 faroles a gas en su entrada, convirtiéndose en la pionera con esta característica, lo que le permitía estar abierta hasta entrada la noche, fue protagonista de las crónicas policiales cuando el del 29 de enero, Enrique Ocampo se tomara unas copas para juntar coraje y dirigirse a Barracas a asesinar a Felicitas Guerrero y posteriormente quitarse la vida. Este trágico hecho le dio más prensa al lugar, incrementando la concurrencia.
En 1882 la famosa “Confitería del Gas” como se la conocía popularmente, se convierte en el primer local iluminado con lámparas eléctricas. (El fondo de comercio fue vendido en 1909 por los Hnos Juan y Angel Marini, sucesores de Pascual Roverano a Pedro Nani. Manteniendo el nombre funcionó hasta mayo de 1961 y en abril de 1964 se demolió el histórico edificio convirtiéndose el predio en la Plaza Roberto Art).
En 1876, el Cabildo colonial era utilizado como palacio de tribunales y los abogados de la época pululaban por las inmediaciones a montones. A los hermanos Ángel y Pascual les pareció una buena idea incursionar en otros rubros y convertir la confitería Monguillot, también de su propiedad y que compartía medianera con el cabildo, en un moderno pasaje comercial que constara en la planta baja de una galería de 50 metros con locales destinados a oficinas de alquiler para los letrados, y en la parte trasera y primer piso habitaciones destinadas como viviendas de alquiler.
En 1880 y con el pasaje terminado y en próspero funcionamiento, la familia decide iniciar un nuevo proyecto. Es así como pensando en el descanso final de sus padres, deciden encargar a escultores de Génova en Italia, una bóveda para ser instalada en el cementerio de la Recoleta. La misma íntegramente de mármol, con la figura de un inmigrante italiano al frente parado sobre un barco, fue traída en partes y montada en la parcela. Contra todo pronóstico, y apenas terminada la obra, fue tristemente inaugurada por los hermanos Pedro, fallecido en 1882 con 48 años y Vicente en 1885 con 33 años





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