Carlo Zucchi (Reggio Emilia, 25 de febrero de 1789 - Nebbiara,
Reggio Emilia, 9 de septiembre de
1849), arquitecto de origen
italiano que ejerció en Argentina y Uruguay. También se desempeñó como grabador y escenógrafo. Exiliado
originalmente en Francia por sus ideas independentistas llegó al Río de la Plata a
fines de 1826. Durante un período que se extiende desde 1829 hasta 1842,
cumplió funciones de arquitecto oficial en Buenos Aires y Montevideo. En dicho
período, caracterizado por las constantes turbulencias políticas y la guerra
civil, realizó una importante cantidad de proyectos en el campo de la
arquitectura pública y privada, los monumentos fúnebres y conmemorativos y la
decoración de fiestas cívicas. Ante la internacionalización del conflicto rioplatense
a comienzos de la década del ‘40, Zucchi decidió retornar a Italia, no sin
antes, a la espera de una conmutación de su destierro, realizar algunos
interesantes trabajos en Río de Janeiro.
Biografía
Oriundo de Italia; su formación, empero, fue en París; se discute si fue en la École des Beaux Arts o en el Politécnico.
Durante las
guerras napoleónicas, tomó parte en ellas como oficial del ejército del
emperador y, una vez caído Napoleón
Bonaparte, continuó realizando actividades políticas
conspirativas de carácter independentista entre los grupos de carbonarios
italianos, razón por la cual fue encarcelado en Milán en 1822.
Después de cumplir
una condena —conmutada a cambio del exilio—, Zucchi abandonó el territorio de
la península sin pensar que su destierro se prolongaría por más de treinta
años. En tales circunstancias decidió pasar a París y, luego de residir algunos
años en esa ciudad en contacto con el ambiente artístico, se conectó
probablemente con representantes del gobierno argentino con el objeto de
trabajar en Buenos Aires.
Llegó al Plata a
mediados de 1826 al mismo tiempo que un grupo de exiliados italianos
contratados en su mayoría para actuar como técnicos de la Administración o ser
profesores de la nueva Universidad de Buenos Aires: Carlo G. Ferraris, Carlo E.
Pellegrini, Pedro de
Angelis, Ottaviano F. Mossotti y Pietro Carta Molino. Es indudable que
la experiencia institucional de la capital, uno de los únicos sitios de occidente
donde había sobrevivido un sistema político de carácter liberal representativo
en plena etapa de la Restauración, atraía a un número importante de artistas e
intelectuales de cierto relieve, como el mismo Zucchi.
Los primeros
tiempos de la estadía del arquitecto italiano parecen haber sido los más
difíciles. La no existencia de vínculos concretos de contratación y la
persistencia del bloqueo brasileño explican su permanencia en Montevideo, donde
proyectó una casa de varias plantas para Francisca Romero de Díaz, en la plaza
principal de la ciudad, y la decoración interior de la Capilla del Santísimo
Sacramento de la Catedral.
A mediados de
1827, Zucchi pasó a Buenos Aires con el fin de elaborar una serie de proyectos
para Ramón Larrea y una propuesta de muelle de madera. Ambas iniciativas
parecen haberse frustrado a partir de los problemas políticos del período. Sin
la posibilidad de materializar los proyectos encomendados, a mediados de ese
año intentó organizar, junto con Pablo Caccianiga, una escuela para
la enseñanza de la arquitectura y el dibujo, que fracasó por la escasez de
alumnos inscriptos. Malogradas las expectativas de trabajo particular, en los
meses finales del Gobierno de Dorrego ingresó en la Administración como
inspector del Departamento de Ingenieros, a las órdenes de Juan Pons.
Posteriormente, en 1831, remplazó a este último como ingeniero de la Provincia.
Su trabajo en
Buenos Aires se desarrolló en el período de gobierno federal, entre las
administraciones de Manuel Dorrego y Juan Manuel de
Rosas. Renunció a su cargo en 1836 debido a problemas
derivados de la defensa de su competencia profesional y de su libertad de
juicio. Estas causas provocaron el alejamiento del arquitecto de Buenos Aires,
pero su partida no puede tomarse como el camino lógico de los emigrados de la
dictadura rosista. Fundamentalmente porque el arquitecto italiano pasó al
Estado Oriental como parte de la administración del Presidente Manuel Oribe —aliado de Rosas—, quien lo nombró
ingeniero-arquitecto de la Comisión Topográfica local y arquitecto de Higiene y
Obras Públicas. Debemos aclarar que la actitud de Zucchi frente a la intensa
actividad política de la época fue muy similar a la de su amigo Pedro
de Angelis. En contraste con muchos connacionales con idénticos
ideales, el arquitecto reggiano parece haber tomado en principio la posición de
técnico neutral frente al clima de inestabilidad creciente. Esta posición se
apoyaba en las características de un saber cómo la arquitectura en el cual, a
diferencia de artes más comprometidas como la literatura o la pintura, existía
una distancia que no permitía identificar muy directamente los géneros
arquitectónicos con los rápidos cambios institucionales. Sin embargo, producida
la rebelión de Fructuoso Rivera, la caída del Gobierno de
Oribe en 1838 y la internacionalización del conflicto oriental, la posición de
Zucchi se tornó delicada, por lo que presentó su renuncia, pero por su carácter
de técnico al servicio del Estado fue retenido a pedido del oficialismo y de
los opositores. Su estadía en Montevideo, como había ya sucedido en Buenos
Aires, se caracterizó por una serie de desencuentros y litigios con intereses
particulares que frustraron la realización de la mayor parte de los proyectos.
Debido a esta situación, a partir de 1839, y en función de una amnistía
decretada en Italia, empezó a realizar gestiones sin éxito para el retorno a su
país de origen. Probablemente teniendo en cuenta el agravamiento del clima
político, Zucchi tramitó su residencia en Río de Janeiro, ciudad a la que
emigró en forma definitiva en los últimos días de 1843. Al mismo tiempo la
prensa de Montevideo inició una campaña calumniosa en su contra, basada en su
amistad con de Angelis, los litigios que rodearon a varios de sus proyectos en
dicha ciudad, la acusación de ser espía de Rosas y también el hecho de haber
aprovechado de su situación para ejercer la corrupción administrativa. Zucchi,
desde el Brasil, contestó las críticas con una polémica nota publicada en los
periódicos que atacaban a los emigrados argentinos por su condición de
traidores de la causa americana. Desde Río de Janeiro gestionó su retorno a
Europa, primero a Francia y luego a Italia, para morir en su ciudad natal en
1849.
Desde el punto de
vista cronológico, la obra de Zucchi puede dividirse en dos etapas,
ya que no es posible encontrar saltos de carácter estilístico que permitan
establecer variaciones en su producción. La primera coincide con su estadía en
Buenos Aires (1827-1836), e implica la realización de un gran número y variedad
de proyectos en su mayoría no ejecutados. La segunda corresponde a sus años de
trabajo en Montevideo (1836-1843), y se diferencia de la anterior por la mayor
incidencia del arquitecto en las decisiones acerca del crecimiento de la ciudad
y principales edificios en un contexto de actividad edilicia distinta, en
principio, a las limitaciones que presentaba la realidad porteña. Fue un
insigne exponente del Neoclasicismo.
En su proyecto de
la Plaza Independencia de Montevideo, como
parte de un plan ordenador para la ciudad que se expandía se inspiró la obra en
sus maestros Percier y
Fontaine, la parisina Rue de Rivoli.
Si bien este proyecto, en definitiva, fue modificado años después por Bernardo
Poncini.
¡Se ganó el odio
de la sociedad uruguaya por llenar la ciudad de pelusas de los plátanos que
plantó!
Obras
· Mausoleo del gobernador Dorrego en el Cementerio de la
Recoleta
· Fachada de la Catedral
Metropolitana Todos los Santos, Santa Fe
· Proyecto alternativo para la fachada de la Catedral de Buenos Aires
· Diseño de la Plaza
Independencia (Montevideo) en 1836
· Cementerio
Central de Montevideo
· Teatro Solís,
cuerpo central
· Hospital Maciel (parcial)
· Hospital General de Ambos Sexos de Buenos Aires en
1831
· Proyecto de ampliación del Cementerio de la
Recoleta
· Iglesia de la ciudad de Coronda (Provincia de
Santa Fe)
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