PEIRANO. Obra del Arquitecto ALDO ANTONIO FLÁNDOLI
Fotos personales tomadas el 22 de febrero de 2020 u eñ 1 de ,arzp de 2022-
Este monumento funerario de un muy puro estilo neo clásico es obra de un arquitecto italiano cuyo nombre es ALDO ANTONIO GAETANO FLÁNDOLI, de no se tiene mayor información biográfica a pesar de tener algunos obras importantes en la Argentina. Solo puedo afirmar que forma parte del grupo de arquitectos italianos que han trabajado en el país. Aún falta determinar el motivo de la escena que vemos en el TÍMPANO de este frente. Se complementa esta arquitectura con las puertas de bronce en las cuales vemos a los CUATRO EVANGELISTAS claramente en estilo Art Decó que es obra del escultor TROIANO TROIANI. Como no he encontrados datos sobre la vida de este arquitecto en la parte de RECURSOS comparto un artículo escrito por este profesional.
RECURSOS.
¿EXISTE UNA NUEVA ARQUITECTURA?
Tema es este, acerca del cual se han suscitado apasionadas polémicas entre profesionales de uno y otro hemisferio, y sobre el que aún no se ha prenunciado la última palabra. ‘Mientras unos se manifiestan por la afirmativa, sosteniendo decididamente el advenimiento de un nuevo ciclo arquitectónico, otros, con no menos vehemencia, niegan a la nueva orientación no solo toda calidad arquitectónica, sino también su condición de ‘‘novedad’. Para contribuir a dilucidar este punto, rindiendo culto a la actualidad, abrimos la presente encuesta.
Es indudable que las tendencias arquitectónicas de la post-guerra difieren fundamentalmente de las que hasta 1914 imperaron en todo el mundo; ese cambio radical, no sólo en lo que respecta a la faz artística de la edificación, sino también en los procedimientos constructivos,.obedece, mis que nada, a factores econdémicos que ya han sido explicados en estas mismas páginas por plumas más autorizadas que la mía, y no hay por qué’ insistir-en ellos.
Ahora bien: cristalizaran en un estilo definitivo los gustos que hoy priman en todo el mundo, y cuyo mas caracterizado tipo es el rascacielos norteamericano? . . .Sinceramente, yo creo que no.
Atravesamos una época vertiginosa, plena de inquietudes insatisfechas, de necesidades crecientes, de progreso incesante; las nuevas ideas, apenas se dan a conocer, son arrolladas por otras mas avanzadas que, a su vez, sufren transformaciones increíbles en el transcurso de pocos arios y, a veces, meses. Este afán de superación, de movimiento, de rectificación diaria, incluye entre sus principales manifestaciones a la arquitectura, que, como es lógico, no puede sustraerse a las influencias del medio ambiente, viéndose impelida, en consecuencia, a seguir el mismo ritmo acelerado de todas las demás actividades contemporáneas.
Por lo demás, la irrupción de un gusto arquitectónico en disidencia con las normas académicas tradicionales, no es un caso nuevo. Desde hace veinte años, Buenos Aires ha visto incorporarse a su edificación los más variados y no siempre felices ensayos de un crecido número de profesionales, ávidos de personalidad, perseguidores infatigables de un estilo nuevo más o menos audaz o más o menos en pugna con los cánones clásicos, pero que, fatalmente, irremisiblemente, ha sido incapaz de sobrevivir a su progenitor.
Un estilo no es obra de un núcleo de.- artistas, ni de una sola generación; para plasmarse en normas y preceptos definidos, tal como han llegado’ hasta nosotros, necesitaron siglos y siglos de concreción y depuración; pero nuestros tiempos no son los mismos. Entonces, la existencia humana se deslizaba por cauces lentísimos: la divulgación artística era difícil y escasa; los procedimientos de construcción eran de un primitivismo completo, y las obras, al requerir para su ejecución cientos de años, determinaban en sucesivas generaciones la necesidad de conservar las características que les asignaron sus proyectistas, obligando a los ejecutores a conservar el estilo.
En nuestros días, la rapidez y facilidad con que se divulgan las diversas manifestaciones artísticas, los perfeccionados elementos constructivos de que disponemos, las exigencias de la higiene y del confort que cada día se traducen en nuevos dispositivos e instalaciones, son otros tantos factores que se oponen a la afirmación de todo estilo, entendiendo por tal la ordenación bajo módulos proporcionales v determinados, de una forma decorativa, susceptible de ser aplicada a todas las necesidades de la construcción .
Y no es de lamentar que así no sea, por cuanto ello equivaldría a anular las grandes posibilidades de higiene, comodidad y provecho de que actualmente disfrutamos, subordinándolas, sin necesidad real alguna, a las proporciones de una disciplina académica.
ARQ. ALDO FLANDOLI
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