GENERAL TOMÁS GUIDO. Las piedras de la Cordillera de los Andes.
Fotos tomadas el 2 de agosto de 2019 y el 14 de febrero de 2024
Es este monumento funerario una verdadera rareza ya que rompe con cualquier otro estilo arquitèctónico conocido. El hijo de este miliar, el poeta CARLOS GUIDO SPANO la construye personalmente con piedras traìda de la Cordillera de los Andes donde su padre ubiera querido ser sepultado. Al no poder cumplir con ese deseo esta bóveda cumple a medias su voluntad. El nombre completoe de esta personalidad es TOMÁS FRANCISCO GIL BUENAVENTURA DL ROSARIO GUIDO AOIZ. Nació el 11 de septiembre de 1788 y falleció el 14 de septiembre de 1866.
RECURSO.
Guido, Tomás. Buenos Aires (Argentina), 1.XI.1788 – 14.IX.1866. General independentista, ministro, orador y patriota argentino.
Era hijo del comerciante español peninsular don Pedro Guido y Sanz y de doña Juana Aoiz y Martínez. Debió abandonar sus estudios en el Real Colegio San Carlos debido a problemas económicos.
Durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807 participó en la defensa, sirviendo en el Regimiento de Miñones, como soldado distinguido. Adherido a la Revolución de Mayo (1810), asistió a las asambleas de los revolucionarios. Fue oficial de la Secretaría de Gobierno y acompañó como secretario a Mariano Moreno (1778-1811) en 1811 en su viaje a Inglaterra, en el que éste murió, tocándole arrojar su cadáver al mar, el 4 de marzo de ese año. Vuelto al año siguiente, se relacionó estrechamente con San Martín y se afilió a la Logia Lautaro. Después fue secretario de la Presidencia de Charcas a las órdenes del general Ocampo (1813), desde cuyo puesto entró en comunicación con el general Belgrano con el objetivo de rehabilitar el ejército; pero derrotado nuevamente pasó a Tucumán, donde colaboró con San Martín en el terreno político y diplomático (1913).
Fue destinado a Córdoba, donde desempeñó la secretaría de gobierno, y en 1814, vuelto a Buenos Aires, fue oficial mayor del Ministerio de la Guerra (1815). Por encargo de Antonio González Balcarce preparó el plan de invasión de Chile (1816) y señaló la travesía de la cordillera por los pasos de Uspallata y Los Patos.
El 20 de mayo de 1816, Guido (que no era militar) presentó al director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, González Balcarce, su célebre Memoria, basada en las conversaciones sostenidas con San Martín en Saldán (Córdoba), durante la convalecencia del general. En ellas expuso con detalle los aspectos económicos, militares y políticos del plan continental que consistía en abrir un frente occidental cruzando la cordillera de los Andes con una fuerza de 4000 hombres para liberar de los realistas, en primer término, a Chile y posteriormente continuar por mar a las costas del virreinato del Perú, centro del poder español en América del Sur. Esta estrategia variaba el primitivo plan de insistir con la campaña del Alto Perú. Entre otras cosas sostenía que una victoria en Chile bastaría para alentar el espíritu de los pueblos y desalentaría al ejército realista que atacaba desde el norte comandado por Joaquín de la Pezuela. Balcarce apoyó la idea con entusiasmo y la cursó al director elegido por el Congreso de Tucumán, Juan Martín de Pueyrredón. Éste, escarmentado por las malas experiencias en el Alto Perú, aprobó la Memoria el 24 de junio y dio las instrucciones pertinentes apoyando de inmediato la campaña libertadora a Chile, disponiendo una entrevista con San Martín destinada a crear el Ejército de los Andes y ultimar los detalles de esta nueva expedición militar revolucionaria.
Apenas restaurado Chile, el entonces teniente coronel Guido, en abril de 1817, fue nombrado primer ayudante de campo del general San Martín y agente del gobierno argentino en Chile, donde volvió a colaborar con San Martín en la preparación del plan de invasión del Perú, aconsejándole que no atendiera las órdenes del director José Rondeau (1773-1844) de llevar el ejército al Plata.
Poco después se casa en Santiago de Chile con María del Pilar Spano Ceballos, hija del coronel Carlos Spano, también guerrero de la independencia hispanoamericana. El matrimonio tuvo cinco hijos, entre los cuales destaca el notable poeta Carlos Guido (1827-1916).
Efectuada la expedición en 1820, tomó parte en las negociaciones de Miraflores con el virrey Joaquín de la Pezuela (1761-1830). Le envió San Martín a Guayaquil, cuando ésta se sublevó contra España, y vuelto al Perú, participó en las entrevistas de Punchauca con el nuevo virrey José de la Serna (1770-1832) en 1821.
Asistió al primero y segundo sitio del Callao, y en septiembre de 1821 estipuló la capitulación de esta fortaleza, de la que enseguida fue nombrado gobernador.
Después de la entrevista de Guayaquil (1822), quiso disuadir a San Martín de su renuncia. Ascendido a coronel mayor, formó a continuación parte de la Junta que gobernó el Perú a la retirada de San Martín, en calidad de consejero de Estado, ministro de los departamentos de guerra y marina, y, sucesivamente, general de brigada, benemérito de la Orden del Son y jefe militar y político de Lima. Dimitió al subir José de la Riva-Aguero (1783-1858) a la presidencia del Perú en 1823.
Cuando Bolívar intervino en el Perú, el general Heres quiso expulsar a Guido, pero logró que se revocara la orden, laborando, además de con Bolívar, con los generales Sucre y José de la Mar (1778-1830) en la obra de la emancipación sudamericana. Volvió a Chile en 1826 y luego a la Argentina, donde aún tuvo una larga actuación política. Por su experiencia diplomática Manuel Dorrego (1787-1828) le comisionó en 1828, con Juan Ramón Balcarce, para las negociaciones de paz con el Brasil sobre el Uruguay. Medió luego entre Lavalle y Rosas y se adhirió a éste (ministro de Guerra), siendo designado en 1830 ministro plenipotenciario en Río de Janeiro.
En 1833 fue ministro de la Guerra con Viamonte.
Se opuso a la concesión de la “Suma del Poder Público” a Rosas, permaneciendo algún tiempo al margen.
Desde 1840 hasta 1851 permaneció como ministro argentino en el Brasil. En 1843, como ministro en ese país, procuró que se mantuviera neutral en la cuestión del Uruguay, y de nuevo ejerció ese cargo a la caída de Rosas, de cuyo régimen no era muy partidario y estuvo desterrado en Montevideo.
El general Urquiza lo llamó de nuevo y fue enviado al Paraguay para evitar la cesión del Chaco que pretendía el dictador Carlos Antonio López. Figuró en el senado de la Confederación, como vicepresidente, distinguiéndose como orador. Tomó parte en el tratado de San José de Flores (1859), que reintegró a Buenos Aires, separado de la Confederación. Después de la batalla de Pavón, Mitre le reintegró en el grado de general.
El guerrero Guido, historiador de cierto relieve, es una de las figuras que más descuellan entre las personalidades argentinas, por su papel en el Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en la organización del Ejército de los Andes y en las posteriores campañas libertadoras de Chile y Perú, y como embajador en Brasil y Paraguay. Como orador, dejó sentada su fama en el discurso que pronunció en Montevideo cuando pasaron por allí los restos del general Alvear: fue una pieza de la más perfecta oratoria.
Obras de ~: Vindicación histórica. Papeles del brigadier general Guido, 1817-1820, Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, 1882; San Martín y la gran epopeya, Buenos Aires, El Ateneo, 1928; Epístolas y discursos, Buenos Aires, A. Estrada, 1944; San Martín confidencial: correspondencia personal del libertador con su amigo Tomás Guido, Buenos Aires, Planeta Argentina, 2000.
Bibl.: R. Guido Lavalle, El general don Tomás Guido y el paso de los Andes, La Plata, Joaquín Sesé, 1917; C. de Saavedra, Los sucesos de mayo, contados por sus actores, Buenos Aires, El Ateneo, 1928; R. Levene, Las ideas políticas y sociales de Mariano Moreno, Buenos Aires, 1948; B. Mitre, Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, Buenos Aires, 1950, 3 vols.; Historia de Belgrano y de la independencia argentina, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1967-1968, 4 vols.; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1981.
Antonio Astorgano Abajo
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