lunes, 26 de febrero de 2024

RUFINO DE ELIZALDE. Obra del escultor AGUSTÍN RIGANELLI.

RUFINO DE ELIZALDE. Obra del escultor AGUSTÍN RIGANELLI.

Fotos personales tomadas el 31 de enero de 2020 y el 14 de febrero de 2024
Si bien esta obra no figura en ninguno de los catálgos de obras de este escultor todas mis suposiciones me conducen a que este es el creador de esta figura masculina, que si bien algunos la describen como un ángel, me inclino a suponer que es un penitente o un doliente. Es un ejemplo de Art Decó en este cementerio.
RECURSO.
Riganelli, Agustin (1890-1949)
Nacido en Buenos Aires el 19 de mayo de 1890 y fallecido en la misma ciudad el 4 de noviembre de 1949.
De familia humilde, probó varios oficios, iniciando como ebanista y luego como escultor, entre otros. Presentó sus primeras obras, que no aceptadas por el Salón Bonaerense, participó en el Primer Salón de Rechazados.
En la muestra de Galería Costa obtuvo su Primer Premio con su pieza Errabundo en 1920; el busto del poeta Bufano le valió Primer Premio Municipal y Segundo Nacional y con el busto de Julián Aguirre Primer Premio Nacional en 1922.
En Palos de Moguer, España erigió un monumento conmemorativo al vuelo del Plus Ultra. Perteneció a la llamada Escuela de Barracas.
Sus obras admiten una clasificación tripartita, la escultura monumental iconográfica, la escultura decorativa, y grabados y monocopias que reflejan los ásperos y duros rostros de los humildes y la desolada ternura de los rostros expresivos de sus tallas y esculturas.
Integró el Grupo de Artistas Boquenses junto con Arato, Palazzo, Quinquela Martín, Filiberto, entre otros. Realizó un viaje a Europa visitando Italia y especialmente Florencia y Bélgica. Practicó otras técnicas como la acuarela, monocopia y grabado.
Envió sus obras al Salón Nacional desde 1914, figuró en salones provinciales y en muestras internacionales como La Bienal de Venecia de 1912 y la Exposición Internacional de París de 1937. Realizó catorce muestras individuales. Participó en la exposición La Pintura y Escultura argentina de este siglo en Buenos Aires en 1952 y 1953.
En 1921 obtuvo Segundo Premio en el Salón Nacional. En 1922 Primer Premio en el Salón Nacional. En 1922 Primer Premio Municipal en el Salón de Santa Fe. En 1923 Primer Premio Nacional de Arte Decorativo. En 1924 Primer Premio y Medalla de Oro en Escultura en el Salón Municipal. Primer Premio y Medalla de Oro en Talla de Madera en el Salón Municipal. En 1924 y 1925 Primer Premio en la Exposición de la Comisión de Artes Industriales de Buenos Aires. En 1925 Primer Premio y Medalla de Oro en el Salón Municipal. En 1937 Medalla de Plata en la Exposición Internacional de París.
En 1905 comenzó a trabajar como ebanista. Años después dejó esta artesanía para dedicarse por completo a la práctica artística de la escultura. Realizó retratos y cabezas, especialmente de niños en varios procedimientos y materiales como el yeso, la madera, bronce y piedra.
Esculturas naturalistas de acento humano y popular, las tallas de madres proletarias, relieves de mujeres de arrabal, y frisos con hombres de trabajo de las barriadas populares encarnan ideales humanitarios de los grupos de artistas de Barracas y de Boedo en la común preocupación social reivindicatoria. En el monumento a los Caídos del 6 de setiembre de 1930, emplazado al frente del cementerio de La Recoleta, Riganelli ofreció una variante a su lenguaje inclinándose hacia la geometrización de las formas, corriente en la cual no persistió.
Del expresionismo recibió la influencia, siendo el retrato de José León Pagano muestra de ello. Las obras de Riganelli expresan un hondo sentido social. Descubre en la madera el medio idóneo para plasmar su sensibilidad y es en ese trabajo silencioso, humilde y recogido donde logra dar forma a las figuras más representativas de su producción.
Sin maestros, sus primeros trabajos artísticos denotan ya ese gusto innato, ese sentido de la forma, esa percepción de la psicología de sus personajes, que forma parte, sin duda, de su inteligencia. En su viaje a Europa, su condición de intuitivo se complementaría con el conocimiento directo de la producción de los artistas más reconocidos del viejo continente, tanto como por la contemplación de los clásicos expuestos en los más importantes museos. Soplaban en la Ciudad Luz ráfagas de rebeldía anti-academicista. Las propuestas estéticas de las primeras vanguardias, así como el ambiente de la famosa Escuela de París, son conocidos y frecuentados por Riganelli.
A su regreso a Buenos Aires encuentra los vientos renovadores en las costumbres y en la creación artística Pero Riganelli se recluye en su barrio y en su modesto taller a trabajar y trabajar, siguiendo los dictados de su sensibilidad, como hombre de un barrio donde no repercuten en forma decisiva los embates modernizadores. La sensibilidad y la fuerza interior del artista son transmitidas a través de sus obras en las que, al decir de Chiabra Acosta, hay monumentalidad no solo en las de mayores dimensiones.
Hay también grandeza en las obras más pequeñas. Afectan su actitud de modesto trabajador, de artista íntegro e incorruptible. Pese a haber retratado en sus tallas a damas y caballeros de la alta sociedad porteña, lo que define su actitud en el arte son sus obras que retratan, con profundos sentimientos de identificación, a los humildes personajes que lo rodean en su vida cotidiana como El niño de la calle, El buey o cabeza de un hombre rudo, Niño sereno, El amargado, Madre de pueblo o La llamarada, Hilda Heller. Buenos Aires gov.
Diccionario de Artistas Plásticos de Argentina de Adrián Merlino.






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