RAMÓN LÓPEZ LECUBE. La fundación de la capital de Neuquen.
Fotos personales tomadas el 10 de octubre de 2020 y el 15 de mayo 2023.
Muchas veces y por pura casualidad, buscando datos de otras personalidades surgen información un tanto pintoresca pero documentada de la vida y aventuras de muchas personalidades cuyos nombre vemos en las cartelas de la Recoleta. Esas ancecdotas nos permiten rtescatar el lado más humano y cotidiano de sus vidas.
RECURSO.
¿QUIÉN ERA EN REALIDAD RAMÓN A. LÓPEZ LECUBE?
Resulta igualmente curioso que todos los guías -sin excepción- se detengan frente a imponente bóveda de Ramón A. López Lecube, uno de los tres donantes de tierras para la fundación. Está vecina de las del coronel Manuel Dorrego y del ministro de Guerra de Roca, el general Pablo Riccheri.
Los turistas y curiosos en tren de recuperar el pasado, no consiguen frente a la morada final de López Lecube más datos que haber sido “un hacendado”, porque lo que motiva a los guías es mostrar allí las dos magníficas estatuas de Lola Mora que flanquean la gran capilla de granito construida en 1891.
Pero el donante de tierras en la Confluencia, entró en esa bóveda familiar tres décadas después de erigida: murió el 16 de mayo de 1920. ¿Quién era, en realidad, Ramón A. López Lecube?
En la Buenos Aires de principios del “novecientos”, los enriquecidos ganaderos del interior trascendían por su festivo trajín social en la gran ciudad; a veces por sus escándalos de vida aireada, y hasta por los provocados en reyertas públicas. Su hermano Alejo López Lecube fue querellado en 1892 por un incidente menor, pero por alguna razón personal, el juez de instrucción Delfín B. Díaz exageró poniéndolo en prisión preventiva, pero el juez de sentencia lo absolvió. Desde entonces, Díaz y su procesado se odiaron. Todavía el 6 de mayo de 1901 duraba la inquina al encontrarse ambos en un funeral en la porteña iglesia del Socorro y no ahorrarse López Lecube palabras hirientes.
Encañonado en Florida
Un tal Llerena sosegó el entredicho, pero al día siguiente, a las 5 y 30 de la tarde los enemistados volvieron a encontrarse en plena calle Florida esquina Bmé. Mitre. Díaz ya presidía la Cámara Civil de Apelaciones, estaba armado y dialogaba con el secretario de Cámara Dr. Dupuy. Al ver venir a López Lecube lo apuntó con su revólver preguntándole “¿por qué me persigue?” y lo mandó otra vez preso. El incidente trepó a las páginas de El Diario del miércoles 7 y el suceso fue la comidilla de la sociedad pacata pero chismosa de entonces. El prestigio de Ramón A. López Lecube, en cambio, lucía más sólido. Era un año mayor -nacido el 21 de enero de 1852- que su hermano Alejo, pero ambos de Goya, Corrientes, y hacendados, como Alejo padre. Ramón se casó con Estela Carman y en 1892 nació Alejo Patricio (fue médico veterinario, fundador de la Soc. Propietarios de Automóviles y sociedades rurales).
Ramón -el donante en Neuquén- cultivaba gran amistad con el general Roca, quien le aconsejó comprar tierras en el sur de la provincia de Buenos Aires. Le hizo caso.
Así surgió la estancia modelo San Ramón que acaparó premios en la Exposición Rural de Palermo. La cercanía de esos campos con Bahía Blanca lo llevó a asociarse, en parte, en la fundación de los diarios La Nueva Provincia y El Atlántico de la ciudad sureña.
Imagen ilustrativa Puente ferroviario sobre el río Neuquén 1909 Gentileza Mariana Rodrigo Bequir
Vecinos en el más allá
Al tiempo de la fundación definitiva de la capital de Neuquén, La Nueva Provincia publicaba diariamente los avisos de su estancia en la página 2. Por ellos se invitaba a los estancieros a comprar toros Durham, padrillos de carrera y carneros Lincoln y Rambouillet (además de vaquillonas y borregas). El estanciero atendía en su oficina porteña de Alsina 1652 o en Bahía Blanca, cuando paraba en el Hotel Londres.
En Recoleta, López Lecube no sólo resultó vecino de Spinetto, sino de otros que tuvieron que ver con la fundación de Neuquén Capital. Está el vecino Julio A. Roca, que decretó el traslado, y los presidentes que lo sucedieron en decretar las adjudicaciones y escrituras de terrenos urbanos de la capital neuquina: Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta.En la bóveda de este último está su esposa, o sea Josefa Julia de las Mercedes Bouquet Roldán, hermana del gobernador que concretó la mudanza capitalina.
Y no sólo ella arribó a esa necrópolis. En 1901 había sido inhumado su padre Carlos Bouquet y el 16 de mayo de 1921 llegó su hermano más encumbrado: el propio Carlos Mauricio A. Bouquet Roldán. Un par de décadas después, al ex gobernador de Neuquén lo llevaron a Chacarita para un largo proceso hacia la cremación.
¿QUIÉN ERA EN REALIDAD RAMÓN A. LÓPEZ LECUBE?
Resulta igualmente curioso que todos los guías -sin excepción- se detengan frente a imponente bóveda de Ramón A. López Lecube, uno de los tres donantes de tierras para la fundación. Está vecina de las del coronel Manuel Dorrego y del ministro de Guerra de Roca, el general Pablo Riccheri.
Los turistas y curiosos en tren de recuperar el pasado, no consiguen frente a la morada final de López Lecube más datos que haber sido “un hacendado”, porque lo que motiva a los guías es mostrar allí las dos magníficas estatuas de Lola Mora que flanquean la gran capilla de granito construida en 1891.
Pero el donante de tierras en la Confluencia, entró en esa bóveda familiar tres décadas después de erigida: murió el 16 de mayo de 1920. ¿Quién era, en realidad, Ramón A. López Lecube?
En la Buenos Aires de principios del “novecientos”, los enriquecidos ganaderos del interior trascendían por su festivo trajín social en la gran ciudad; a veces por sus escándalos de vida aireada, y hasta por los provocados en reyertas públicas. Su hermano Alejo López Lecube fue querellado en 1892 por un incidente menor, pero por alguna razón personal, el juez de instrucción Delfín B. Díaz exageró poniéndolo en prisión preventiva, pero el juez de sentencia lo absolvió. Desde entonces, Díaz y su procesado se odiaron. Todavía el 6 de mayo de 1901 duraba la inquina al encontrarse ambos en un funeral en la porteña iglesia del Socorro y no ahorrarse López Lecube palabras hirientes.
Encañonado en Florida
Un tal Llerena sosegó el entredicho, pero al día siguiente, a las 5 y 30 de la tarde los enemistados volvieron a encontrarse en plena calle Florida esquina Bmé. Mitre. Díaz ya presidía la Cámara Civil de Apelaciones, estaba armado y dialogaba con el secretario de Cámara Dr. Dupuy. Al ver venir a López Lecube lo apuntó con su revólver preguntándole “¿por qué me persigue?” y lo mandó otra vez preso. El incidente trepó a las páginas de El Diario del miércoles 7 y el suceso fue la comidilla de la sociedad pacata pero chismosa de entonces. El prestigio de Ramón A. López Lecube, en cambio, lucía más sólido. Era un año mayor -nacido el 21 de enero de 1852- que su hermano Alejo, pero ambos de Goya, Corrientes, y hacendados, como Alejo padre. Ramón se casó con Estela Carman y en 1892 nació Alejo Patricio (fue médico veterinario, fundador de la Soc. Propietarios de Automóviles y sociedades rurales).
Ramón -el donante en Neuquén- cultivaba gran amistad con el general Roca, quien le aconsejó comprar tierras en el sur de la provincia de Buenos Aires. Le hizo caso.
Así surgió la estancia modelo San Ramón que acaparó premios en la Exposición Rural de Palermo. La cercanía de esos campos con Bahía Blanca lo llevó a asociarse, en parte, en la fundación de los diarios La Nueva Provincia y El Atlántico de la ciudad sureña.
Imagen ilustrativa Puente ferroviario sobre el río Neuquén 1909 Gentileza Mariana Rodrigo Bequir
Vecinos en el más allá
Al tiempo de la fundación definitiva de la capital de Neuquén, La Nueva Provincia publicaba diariamente los avisos de su estancia en la página 2. Por ellos se invitaba a los estancieros a comprar toros Durham, padrillos de carrera y carneros Lincoln y Rambouillet (además de vaquillonas y borregas). El estanciero atendía en su oficina porteña de Alsina 1652 o en Bahía Blanca, cuando paraba en el Hotel Londres.
En Recoleta, López Lecube no sólo resultó vecino de Spinetto, sino de otros que tuvieron que ver con la fundación de Neuquén Capital. Está el vecino Julio A. Roca, que decretó el traslado, y los presidentes que lo sucedieron en decretar las adjudicaciones y escrituras de terrenos urbanos de la capital neuquina: Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta.En la bóveda de este último está su esposa, o sea Josefa Julia de las Mercedes Bouquet Roldán, hermana del gobernador que concretó la mudanza capitalina.
Y no sólo ella arribó a esa necrópolis. En 1901 había sido inhumado su padre Carlos Bouquet y el 16 de mayo de 1921 llegó su hermano más encumbrado: el propio Carlos Mauricio A. Bouquet Roldán. Un par de décadas después, al ex gobernador de Neuquén lo llevaron a Chacarita para un largo proceso hacia la cremación.
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