CATALINA DOGAN Y BERNABE SÁENZ VALIENTE. "La ficción interpreta una realidad histórica"
Fotos personales tomadas 24 de octubre de 2019
Me parece muy honesta la forma en que en el Epilogo de su libro la escritora MARÍA ROSA LOJO establece con claridad los y honestidad límites entre la literatura y la historia, entre la ficción y la realidad. Me parece interesante compartir el relato explicativo de uno de los capítulos de su libro que tiene como título "LA ESCLAVA Y EL NIÑO".
RECURSO.
“La esclava y el niño” se sustenta sobre un punto de partida muy escueto: una inscripción fúnebre en la bóveda de los Sáenz Baliente que elogia la memoria de Catalina Dogan (1788-1863), sepultada allí como fiel servidora de la familia. Catalina habría sido una esclava, propiedad de doña Rita Dogan (de ahí el apellido), y habría formado parte de la dote de su hija, doña Juana de la Cruz Pueyrredon y Dogan, casada con el comerciante Anselmo Sáenz Baliente. Fue un matrimonio fecundo; de sus quince hijos, el quinto, Bernabé (1800-1870), viviría junto a Catalina hasta la muerte de ésta. Los padres de Bernabé fallecieron demasiado pronto para él: la madre en 1812 y el padre en 1815. La numerosa familia menuda quedó en manos de sus tíos y tutores. Es muy probable que para ese niño, perdido entre tantos hermanos, y pronto huérfano, Catalina Dogan haya desempeñado un papel importante. Tanto es así, que la volvemos a encontrar junto a él, ya casado con Victoria Albarellos, y residente en Montevideo (después de 1829), pues la familia se contaba entre los opositores a Rosas y al partido federal. Poco se sabe de la vida de Bernabé, que se dedicó al comercio, como su padre, y no tuvo actuación pública, salvo un puesto interino en 1852. Regresó definitivamente a Buenos Aires después de Caseros. Fue padre de un único hijo: Juan Pablo, que no le dio nietos. Todo lo demás, como dirían Borges y Verlaine... es literatura. Pero la ficción interpreta, estimo, una realidad histórica: la compleja trama de las relaciones humanas en los poblados hogares coloniales, y el plausible protagonismo, en este sentido, de algunos servidores de origen africano integrados en ellos. Por lo general, los esclavos no sufrieron en estas colonias los tratos brutales mucho más frecuentes en las plantaciones de algodón del Sur norteamericano. Para la época en que Catalina Dogan falleció, ya no la ataban a Bernabé otros vínculos que los afectivos y laborales, pues la esclavitud había sido abolida totalmente más de veinte años atrás, y es creíble que aun antes ella hubiera sido emancipada también en los papeles. Una hipótesis sobre sus relaciones con los Sáenz Baliente, y los dos niños —primero Bernabé y luego Juan Pablo— a los que ayudó a criar y consagró su vida, se expone en esta historia.
María Rosa Lojo. Investigación histórica: Roberto L. Elissalde. “HISTORIAS OCULTAS DE LA RECOLETA”. Editorial Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A., 2000 Beazley 3860. (1437) Buenos Aires 1999
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