miércoles, 24 de julio de 2019

PSICOPOMPO Y TURIBULO.

PLACAS CON ESCENAS SORPRENDENTES. 

ESCENA IMPACTANTE. Placas 
Fotos personales tomadas el 1 de julio de 2019.

Esta escena que con pequeñas modificaciones se repiten me ha realmente sorprendido por su innovación por un lado y la dificultad de interpretación. Las he colocado por orden cronológicos. La primera dedicada a VENTURA G. COLL del año 1916. La siguiente de AQUILES JACQUEMIN de 1924 y la última de PEDRO J MOLINA de 1935. Como se puede ver en todas ellas un jóven que por supuesto no es Cristo por sus vestimentas y la forma de llevar el peinado que en todo nos remite a una imagen más griega que cristiana. Conduce en todos los casos a un grupo de dolientes, que en todos los casos son varones, aún el que esta sentado a los pies del grupo. Este joven es una mujer en la última placa como lo indica su cabellera. En todas tanto en la puerta como sobre la misma encontramos la expresión PAX pero no hay símbolo alguno religioso. Los escalones en el caso de la placa de Ventura G. Coll dicen AMISTAD, LEALTAD. NOBLEZA mientras que en la de Aquiles Jacquemin indican LEALTAD. NOBLEZA RECTITUD. Las flores que en general simbolizan sentimientos son aportadas por la persona sentada a los pies del grupo. En todas las placas aparece en el piso unja palma de victoria o triunfo. En la última placa aparece un turíbulo a un costado de la puerta. ¿Quién es este personaje que invita a los dolientes a ingresar a través de la puerta de la paz y quienes son los creadores de esta escena que aparentemente ha estado vigente en este espacio por varias décadas?
Es importante recordar que estas placas de clara inspiración estética griega la relación estrecha entre la belleza externo física, en especial a través del cuerpo masculino, con la manifestación de esa belleza como sinónimo de una belleza moral que en cierta manera los atributos que se indican en los escalones  que conducen a la puerta de la paz así lo indican. 
RECURSO 
El término ‘turíbulo‘ viene del latín thus, thuris “incienso”. De aquí el sinónimo con el cual el turíbulo a veces es llamado es ‘incensario‘. En latín también se indicaba como: thymiaterium, incensorium, fumigatorium.

El turíbulo es un recipiente de metal, habitualmente un jarrón, equipado con una tapa provista de aberturas. En el interior del jarrón, por encima de una fina capa de brasas, se coloca incienso en granos. Esto hace que el turíbulo propague alrededor un humo perfumado y aromático. Esto ocurre durante los servicios religiosos católicos, aunque la costumbre de quemar incienso o otras esencias perfumadas siempre ha pertenecido a la religiosidad humana, y objetos similares al turíbulo están presentes en muchos otros cultos y rituales.

Antiguamente los turíbulos estaban abiertos, poco más que cajas. Podrían ser transportados o colgados, pero no agitados. Hoy en día hay turíbulos fijos, también llamados quemadores de incienso: son pequeños braseros abiertos o equipado con tapa perforada, pero no pueden ser agitados. En la liturgia ambrosiana y oriental todavía están en uso estos turíbulos. Los turíbulos comúnmente utilizados en los servicios religiosos occidentales están equipados con cuatro cadenas que hacen posible la suspensión y la ondulación ritual con las cuales se agitan en la asamblea de los fieles. Tres de las cadenas se utilizan para sostener el turíbulo, la cuarta sirve también para levantar la tapa e introducir el incienso.

El turíbulo está siempre acompañado por un recipiente más pequeño, la naveta, que sirve para acomodar el incienso de repuesto. El monaguillo asignado al turíbulo lleva este último en la mano derecha y la naveta en la izquierda, excepto revertir las manos en el momento de la presentación de los dos objetos al sacerdote.
El turíbulo se utiliza en algunos de los momentos clave de la celebración eucarística: al principio, antes de la lectura del Evangelio, durante el Ofertorio, en el momento de la consagración.







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