lunes, 3 de junio de 2019

ARTURO G. DEAGUSTINI. Amigo leal y funcionario intachable.

ARTURO G. DEAGUSTINI. Amigo leal y funcionario intachable. 
Fotos personales tomadas el 8 de abril de 2019.
Es interesante e importante detenernos en el texto de esta placa dedicada a una personalidad que hoy no tiene mayor registro en los archivos más populares. El texto dice: "Homenaje a la memoria de Don Arturo G. Deagustini. Gran patriota, amigo leal y funcionario ecuánime e intachable". 8 II 1853 - 8 VII 1920. Sus compañeros y amigos. 13 marzo de 1927".

En primer lugar la mentalidad que subyace en esta placa pertenece plenamente al espíritu del renacimiento y de las clases en el poder político de ese tiempo: exaltación de los logros personales y el individuo colocado en el centro de la atención. Me han sorprendido las virtudes que se alaban en esta placa. Hoy sería muy difícil decir de un político argentino que es un gran patriota o funcionario ecuánime e intachable sin provocar irónicas miradas y carcajadas.

El ángel que descorre el manto que cubría el rostro del homenajeado nos revela a un personaje rodeado de una prolija corona de laureles. Este mismo ángel es portador de un ramo de hojas que no tengo la menor idea a que planta pertenecen y revela mis limitados conocimientos botánicos. Me pregunto si no son ramos de trigo semejantes a los que encontramos al pie de la placa.
Allí podemos ver un conjunto de elementos muy significativos como la lámpara de la sabiduría rodeada de libros que confirman la cultura del homenajeado.

El aprender a leer una placa es un ejercicio lleno de nuevas propuestas y vocabulario a medida que avanzamos en su catalogación. Me alegra y sorprende el ver que en estos memoriales, en general, todos los elementos sugieren ideas de esperanza, reconocimientos de trayectorias y el proponer en primer plano valores ciudadanos y personales muy interesantes.
RECURSO
LA ESPIGA DE TRIGO. La semilla es el símbolo de las fuerzas latentes, no manifestadas, de la esperanza y la abundancia. El grano de trigo, como el ser humano, parecen destinados a germinar en un oscuro fondo para abrir con su esfuerzo en la vida el camino hacia la luz. En la teología cristiana, a imagen de Cristo, cuando la antigua envoltura de la semilla se rompe desde dentro -simbólicamente una muerte-, ésta representa una nueva vida, la resurrección.



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